Plaza de toros de Las Ventas. Madrid. 25
de mayo de 2014
Decimoséptimo festejo de la Feria de San
Isidro 2014.
Toros de Peñajara (cinco devueltos) para
los diestros Víctor Puerto, Eugenio de Mora y Alberto Lamelas.
Sablazo con alevosía
Por Paz Domingo
A estas alturas el hartazgo por tanta
desidia es insufrible. Una corrida que cuela sin argumento ninguno de fuerza,
casta, presentación y demás reglas básicas que deberían imponerse. Cinco toros
de Peñajara fueron devueltos a los corrales por inválidos. Cinco sobreros, de
los cuales dos fueron sobreros de sobreros. Tres horas de desesperación, más
una bochornosa actuación de Mora a base de amiguismo, destoreo y mucha, mucha
ignorancia. Esto, aquí y en la China mandarina, viene a tener el mismo apodo:
¡Un sablazo con alevosía! Y el que no quiera entenderlo es que le interesa y
mucho este fraude de largo recorrido. Olé.
Empecemos por el principio. La empresa
que propone un cartel que puede programar fuera de feria, incluso no darlo, por
una cuestión de salubridad social. Taurodelta, ¿qué pretende? Pues una estafa.
¿Cómo? Sencillo. Si alguien se cae de la mencionada lista, las devoluciones
llegan a rebosar el despacho principal. ¿Qué hacen? Meter a presión la corrida
completa y si hay que echar todo atrás -pues los corrales de la plaza están
abarrotados de regalos de muchos ganaderos que llevan mercancía de prueba a precio
cero-, les compensa tanto bochorno. Así pues, es lo mismo protestar que no
hacerlo, ir que no ir, tirarse de un puente o precipitarse en el precipicio,
porque la empresa no pierde un céntimo, incluso gana y mucho.
Seguimos. Este mejunje de carteles para
la fiesta taurina más importante ha sido aprobado por el Centro de Asuntos
Taurinos, un organismo dependiente de la Comunidad de Madrid, como propietaria
del coso, que además de dirigir la explotación de la plaza, tiene la obligación
de “fomentar y promocionar la fiesta de los toros”. Dar el visto bueno a esta
programación es el acto más descaminado a promover nada sincero y valiente como
solución a la aberrante decadencia que se da en este espectáculo.
El equipo veterinario tiene también un
premio honorífico. El tanto se lo apuntan Francisco Javier Fernández Gómez,
Cruz Manuel Carpintero Hervás y Secundino Ortuño Martínez. El presidente César
Gómez no tuvo más remedio que ponerle celeridad a la tormenta y algo de cordura
a una petición de oreja de chiste. Pero, lo que había en los chiqueros ya se
sabía y la cuestión es que deberían conocerse los consensos entre las partes
que llevaron a estos animales hasta el tramo final.
Les ofrezco el calvario resumido de tan
sabroso y envenenado regalito. Seis hieros diferentes, once animales en el
desfile, más de tres horas de infortunio y un gran parecido a una tragicomedia
de pacotilla.
- Primer toro;
inválido; devuelto. Primer sobrero de El Cortijillo; devuelto por partirse
el pitón derecho al entrar al caballo. Tercer animal en el ruedo, de
Peñajara, pues el matador Víctor Puerto pide correr turno y tuvo una
flojedad de caerse; se mantuvo en pie gracias a las duras penas de los
oficiantes; murió de flojedad agravada con un bajonazo que prácticamente
ni necesitaba para desvanecerse.
- Segundo
titular; inválido, devuelto. El toro que lo sustituye es el quinto en
orden de lidia pues Eugenio de Mora prefiere aguantar a recuperar los
corrales. Resulta nobletón, tontorrón y flojón. Nada de apreciable en el
manejo de los trastos.
- Nos
esperaba un buen premio. Primer mamífero evanescente de Peñajara y con
unos pitones como las escobas de hojalata; devuelto. El tercero bis
pertenecía a la ganadería de Torrealba, con cinco años, con los rulos
puestos en forma de crotales indecentes que le afeaban su gran fealdad;
protestado por todo; el presidente probó a ver si aguantaba el cambio de
tercio y a los dos segundos hubo de rectificar para sacar el verde en acto
inmisericorde. A esas horas, las ocho y media de la tarde apetecía subirse
a hacerle compañía a la veleta, o algo peor. El tercero bis-bis era ya el
quinto sobrero, que se dice pronto, de Los Chospes. El mozo que porta los
carteles realizó varias carreras a los interiores para poder completar el
anuncio del misterio. Era algo encastadito el pobre animal pero Alberto
Lamelas se limitaba a acompañar cuando lo que había que hacer era levarlo
muy llevadito. Saludó desde el tercio.
- Segundo
sobrero titular de Conde de la Maza y por presencia más propio de un rodeo
que de la plaza de Madrid. Un asco, indescriptible. Nada de nada ni hombre
ni animal. A otro. Dan las luces.
- Ganadería
La Rosaleda… ¡Increíble, el toro colorao embestía, tontorronamente pero
recorría los vuelos de la muleta catastrófica de Mora, insufrible por
impresentable, aberrante en el paso atrás, en el toreo al revés, en el
desatino tundidor. Y fruto de la desesperación, allí mismo se pusieron
farrucos a pedir una oreja y que el presidente contuvo afortunadamente.
Dio una vuelta lenta para desesperación de algún cuerdo que pudiera quedar
por allí. Con toreros así no hace falta fiesta que guardar porque nadie
tiene la culpa que este diestro toree poco -o no lo haya hecho nunca-, el
caso que lo que hizo no lo hizo bien, y punto.
- Más de las nueve y media de la noche. Casi las diez. El último Peñajara que se salvó de la quema. Eran las diez, qué se podía pedir a esas horas. Lamelas tramitó de urgencia y a correr. ¡Por Dios bendito!
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