miércoles, 14 de diciembre de 2011

Homenaje al recuerdo

Libre de fundas, nostalgia limeña
Apenas tengo tiempo para dedicarlo a recorrer la infinidad de blogs y páginas personales, evidentemente taurinas, que es lo que me interesa. Y esta mañana, elevo el alma torera con dos golpes de clic. La primera parada ha sido en las fabulosas imágenes del reportaje gráfico sobre la camada para este próximo 2012 de la ganadería de Dolores Aguirre, en la finca principal Dehesa de Frías, localizada en la Sierra Norte sevillana, concretamente en el término municipal de Constantina. Lo publica el soporte digital http://www.eltorodelajota.com/ y es una de las cosas más gratificantes que un aficionado de corazón y sentimiento pueda disfrutar sin necesidad de circunloquios. Digo sin rodeos, porque no puede ser nada más bello que admirar la majestuosidad del toro de lidia en plena libertad, paseando su vanidad entre alcornocales, resbalando las brumas que descuelgan las húmedas mañanas invernales. ¡Y sin fundas! Sin esos artilugios infames que rebajan su grandeza a límites de la degeneración. Mi gratitud a la ganadera que con su inteligencia, empeño y aguante nos permite seguir esperanzados en la grandeza del oficio que consiste en criar auténticos toros de lidia. Por supuesto, también al fotógrafo que ha realizado estas imágenes.
El segundo recordatorio es para el blog -de tentador nombre ‘La razón incorpórea’- (http://larazonincorporea.blogspot.com/) que con el título “Joselito, el Gallo, suspiro limeño” recoge el viaje del torero a tierras limeñas. Dividido en dos capítulos, es un trabajo bien hecho, documentado y expuesto con los comentarios e imágenes. Les recomiendo que se acerquen a este “álbum gráfico del toreo de Joselito en Lima”, un reportaje que hace más grande mi seducción por las tierras americanas. “Perú es el país de los sueños y la poesía”, dice el autor, y yo estoy plenamente de acuerdo, porque después de quince años aún mantengo vivos mis recuerdos, tanto como los de Colombia, México..., tanto como mi añoranza por regresar. El texto continúa: “Quizás, por eso un postre tradicional de aquí se llama el suspiro limeño y un sueño que duró un suspiro fue el periplo que, por estas tierras, hizo Joselito el Gallo el invierno del año 1919 para el 20”. Un trabajo estupendo. Lo aseguro. Si les interesa, las direcciones son:
http://www.eltorodelajota.com/2011/12/los-toros-de-dolores-aguirre-para-el.html
http://larazonincorporea.blogspot.com/2011/12/joselito-el-gallo-vii-suspiro-limeno-2.html

jueves, 8 de diciembre de 2011

En un día de fiesta

Una de romanos. Otra de museos
No estoy por la labor de meterme en camisas de once varas. Me refiero a que es preferible seguir el ejemplo de la parsimonia que mantiene todo el sector de la comunicación de este país respecto al escándalo asociativo en monopolio de los licitadores que podrían optar al concurso de adjudicación de la plaza de Las Ventas en Madrid. ¿Se imaginan un estado soberano en que se convocaran elecciones y los tres únicos partidos mayoritarios con posibilidades para gobernar se estructuraran en empresa antes del referéndum, y no después, en coalición, en el que aseguran una lista única, un cuerpo con tres cabezas y digan que nos animan a votar porque estaríamos mejor representados? Incluso para alguien con un coeficiente intelectual que no supere las tres cifras sospecharía de esta suspicacia, e incluso la podría relacionar con una toma(dura) de poder absoluto. (¡Líbranos, Señor!)
Quizá, otros más románticos recordarían “el primer Triunvirato, “o nombre dado por los historiadores a la alianza política no oficial que formaron Cneo Pompeyo Magno, Cayo Julio César y Marco Licinio Craso” que desembocó en la Segunda Guerra Civil de la República de Roma después de que César cruzara el Rubicón, para más tarde ser asesinado en la escalinata del Senado y terminar así con su gran poder. El vacío causado por la repentina muerte del triunviro vencedor motiva la creación del… Segundo Triunvirato (Wikipedia dixit y recuerda). (¡Líbranos, Señor!)
Bueno, como digo, no me interesa meterme en líos, que encima ni me pagan por esto. La historia que quería contarles en bien diferente. Va de museos. Lean. Hace unos días me ofrecieron visitar el Museo del Aire situado en la base aérea de Cuatro Vientos en Madrid. La verdad, reconozco con vergüenza que me despertaba poco interés el plan, pues son bien conocidos mis recelos a cualquier aparato con alas. Pero, la tentación resultó fabulosa. Aparte de las fobias y filias militaristas que cada uno desarrolle ideológicamente, y dejando de un lado los amores, o frustraciones, a las experiencias por el aire, puedo asegurarles que éste es uno de museos más considerables de cuantos haya podido disfrutar en mi vida. Paseando entre biplanos, hélices, gigantescos hidroaviones, cazas de guerra, primeros prototipos del autogiro, motores descomunales, uno es capaz de asegurar la importancia de la Aviación en España en sus inicios (en este año se ha celebrado cien años desde su creación) y su desarrollo como potencia investigadora (Juan de la Cierva), además de ser pionera en los viajes trasatlánticos sin escalas y en hombres que dedicaron su vida a los altos vuelos.
Sentí envidia. Si fuera una aficionada a la aeronáutica sería feliz en este recorrido por los cien años de historia. Y me dio por añorar, por echar de menos ese gran museo de la tauromaquia que no existe, ni creo que pudiera existir. Las colecciones de contenido taurino, o bien están en manos privadas (en abundancia a lo grande), o mal expuestas, polvorientas y con escaso interés en recintos traseros de plazas de categoría.
No puedo entenderlo, francamente. Ganamos a los aviadores con más de dos siglos. No puede ser más gloriosa su historia que la fama de nuestra incalculable travesía taurómaca. Ni tampoco más valientes sus hombres. Ni más grande su afición. Ni más poderosa su contribución a la capacidad creativa del ser humano.
Igual, ahora que se ha quedado libre La Monumental de Barcelona, se podría considerar el tener este gran sueño que represente el mejor espacio recordatorio, un hermoso, único, heroico, singular, grandioso museo en el que el mundo de los toros quede expuesto para el orgullo del aficionado y aprendizaje de quienes se interesen por lo que significa en nuestras vidas, nuestra historia y nuestro país.
No es necesario ser militarista par comprender la grandeza de la aeronáutica, como tampoco ser taurino para olvidar la dignidad de nuestro amor por los toros.