jueves, 30 de diciembre de 2010

Despedida a los toros del 2010

Feliz año taurino
Dentro de unos días este mini espacio de comunicación cumplirá un año. Durante este tiempo hemos sido testigos de acontecimientos trascendentales en el panorama actual del mundo de los toros y posiblemente decisivos en un futuro inmediato lleno de incertidumbres. Nació en tiempos difíciles, incluso arriesgados. No pretendo ser presuntuosa, si acaso convencerme a mí misma de la complejidad de este universo singular, de su hermosura, quizá también de lo poderosa que puede ser la afición, y de cómo la vivimos desde nuestras almas toreras.
Ahora en estos días llenos de magia y de posibilidad espero que todos los que amamos desinteresadamente este bellísimo espectáculo tengamos un futuro donde el coraje y el conocimiento se impongan a la decadencia que nos conduce al abismo. Deseo para este próximo año que nuestra afición se fortalezca; que no nos arrebaten la circunstancia de su desarrollo; que se den hombres y mujeres capaces del trabajo humilde y enérgico para que se dé con autenticidad; que se imponga la integridad como fórmula única para el entretenimiento y la pasión; que exista la generosidad para evitar que el fin se imponga definitivamente.
Feliz año taurino. Para todos, os deseo lo mejor; mucho trabajo, mucha salud, gran afición, la única verdad, así como pasión, esfuerzo y dedicación por la integridad y autenticidad de este espectáculo hermoso que es el mundo de los toros. Lo dicho: feliz año taurino. Aunque es muy complicada la tarea habrá que ocuparse para que sea opuesto al que acabamos de pasar. Hay que asumirlo. Es un inmenso quehacer.
Al igual que hará la página web de http://noticias.toroaficion.com/ yo también les ofreceré un resumen de este año tan especial para mí en este universo taurómaco. Pero un resumen a mi manera, entre las muchas cosas que deseé en un momento comentar con ustedes y que se quedaron olvidadas. Mil gracias por su apoyo y dedicación hacia mi persona. Puedo asegurarles que a veces es el único aliciente que merece la pena seguir. Gracias.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Sobre Presidentes, presentes y futuros

“Buen trabajador de la ley y el reglamento”
El pasado 10 de diciembre se produjo un acontecimiento destacable dentro del universo taurino. La Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) inauguró el primer curso para la formación de Experto Universitario en Dirección de Espectáculos Taurinos. El salón de actos de la Universidad de Derecho –donde tuvo lugar la presentación de esta iniciativa- se quedó pequeño para acoger a los cerca de cien alumnos y la amplia representación del estamento taurino, entre los que destacaban los miembros directivos de la Asociación de Presidentes de Plazas de Toros (como “autores e impulsores”, según recogen en su web) y algunos integrantes de la Mesa del Toro. Tampoco faltaron algunos toreros, en activo y retirados. Ni curiosos. Ni presidentes. Normal. Precisamente por su condición de patrocinio la ANPTE recoge en dicha página web: “este curso ha sido diseñado pensando en nuestros afiliados, en dotarles de los instrumentos que necesitan para afrontar la especial y delicada tarea de presidir; amén, de la necesaria dignificación de la presidencia y por ende del mundo del Toro a quien nos debemos”. (
http://www.anpte.es/)
Pues bien, reunidos y presentados todos, no estaban previstas muchas sorpresas, salvo la novedad de esta oferta formativa tan inédita hasta el momento. Pero las hubo. La primera fue la incorporación al cuadro docente de Rafael Cabrera Bonet -cinco días después de realizar su último programa radiofónico en la Cadena COPE-, un “repescado” según explicaba él mismo. La segunda, y quizá la más meritoria de recordatorio, fue la charla del ex senador Juan Antonio Arévalo entre las abundantes exposiciones de los intervinientes en el acto inaugural. La tercera consistió en el hecho de que en las comparecencias que se produjeron para la presentación de tan solemne acto no se hiciera referencia a la profunda decadencia que asuela a la Fiesta de los toros, exceptuando la valiente “ponencia” de Juan Antonio Arévalo, y de la cual les hablaré, aunque sea tan alejada ya en el tiempo de su realización.
“¿Cómo está la Fiesta de acuerdo a los reglamentos?”, propuso el ex senador por Valladolid en su comienzo. Y en su final, concluyó: “La Fiesta de los toros ha evolucionado, pero para mal” y “el mal está dentro”. Introdujo en la tesis argumental las similitudes que existen entre el mundo de los toros y el de la ópera, precisamente porque sus públicos son muy parecidos. Y de ahí arranca todo, pues “la Fiesta es un espectáculo público” y, por tanto, los poderes públicos “no pueden olvidar sus obligaciones”.
Senador por el Partido Socialista durante seis legislaturas (desde 1979 hasta 2000), Juan Antonio Arévalo, es sin duda el hombre más adecuado -por sus amplia experiencia y vivencia política de estos años transcendentales- para argumentar “la mayor novedad sobre espectáculos taurinos” que supuso la ley de Potestades Administrativas de abril de 1991 y enfatizó ante la audiencia que dicha norma “aún está vigente”. La orden de 1962 estaba más preocupada por el orden público que por el espectáculo en su verdadera dimensión, así que la ley 10/1991 suponía novedades trascendentales desde la integridad en primer término y el establecimiento de un régimen sancionador, hasta el trapío de los toros (concepto cada día más olvidado), en las defensas que deben ser respetadas, el establecimiento de sobreros y algunas más que quedaron de una vez estipuladas y fijadas en una norma de obligado cumplimiento. Sin embargo, este crucial reglamento resultó “prolijo” respecto a la suerte de varas, pues se considera “un castigo y no una prueba para ver las condiciones de la res”. Considera Arévalo que el número de puyazos debería establecerse en tres y si “el toro tiene que ir a caballo más de una vez, ya se ocuparán los ganaderos de criar toros con fuerza”.
Y en este salón de plenos abarrotado de presidentes de plazas de toros (los que ya son y los que puedan serlo), Juan Antonio Arévalo preguntó: ¿cómo debe ser un presidente de plazas de toros? Bien sencillo. Muy claro. “Buen trabajador de la ley y el reglamento, con solvencia e independencia, como autoridad que defiende antes que nada al público, con la creencia que hay que recuperar el interés en la Fiesta, y seguro de cumplir y hacer cumplir la ley”. “La Fiesta está en decadencia”, reiteró Arévalo con evidente desconsuelo. “Los responsables no lo han hecho bien. El aficionado desiste y el mal está dentro. Nadie ha gritado con la suficiente fuerza “hay que recuperar el toro de lidia y hay que cumplir la ley”. Pero, hasta ahora las cosas no van por ahí. El éxito no se consigue solo, hay que poner responsabilidades”.
En muchas ocasiones, en las conversaciones pausadas con Juan Antonio Arévalo, siempre acabo recordándole lo importante de su testimonio en esta historia reciente - apasionante y trepidante- por su excepcionalidad como testigo, impulsor, defensor, y protagonista directo de las legislaciones sobre materia taurina; por su magnífica aportación como aficionado, abogado y senador; y sobre todo, por ser una de las personas más maravillosas y generosas que se merece encontrar en la vida; y por todo esto y por la amistad desde hace ya tanto tiempo, nunca dejo de insistirle en que debería recoger todos estos momentos transcendentales, de su vida y de las nuestras, en escritos que sirvan a los hombres y mujeres del futuro a amar y entender este complejo mundo de los toros.
En este momento, sonríe. Pausadamente argumenta que hay muchos capacitados para abordar la tarea. Por mi parte, sigo en el empeño. Espero que con tanta insistencia se alcance a cumplir este hermoso sueño.

jueves, 2 de diciembre de 2010

El triste final de los ‘patas blancas’

Haga clic en noticias relacionadas
Ha ocurrido un vapuleo en nuestras almas toreras. Una sacudida que conduce al desamparo certero. A los patas blancas se los llevan al sacrificio humillante del matadero. Estos animales eran hermosos. Eran los más bellos en estampa. Así los entendí desde el primer momento que los vi. Aquellos seres mitológicos me deslumbraron porque los reconocía como protagonistas de escenas fabulosas, de aventuras mágicas, de caballeros que desafían con altivez a la antigua, tanto que me remontaban a ancestros imposibles de rastrear. Eran la perfección estampada, los más apropiados para grabados que salen de las manos de artistas imaginativos, con espectaculares trazos ondulantes, en relieve sedoso. Eran mamíferos de descomunal extrañeza por su textura de aguafuertes; los más armoniosos en la singularidad de sus capas, los animales más fantásticos que parecían recorrer planicies desérticas llevando en sus lomos a poderosos jefes sioux; los más inquietantes por tanta plasticidad; aquellos que suspiraban más compasión pues habían nacido para ser admirados por almas que anhelan preciosidad.
¿Quién es el autor de la atrocidad que les ha concluido en su exterminio? ¿Quién es el responsable de esta dejadez que conduce al homicidio alevoso y premeditado de los altaneros patas blancas? ¿Quién es el culpable de este atentado contra la humanidad (torera pero humana)? ¿Quiénes son los malhechores que han permitido con su desidia la privación de su grandeza?¿Quién es capaz de soportar que se empleen tantos medios para evitar el hundimiento del lince ibérico y no se haga nada para escapar a esta catástrofe? ¿Quién? ¿Quién? Porque alguien, uno o muchos, son los culpables. Los ganaderos que no han sorteado los millones de avatares. La Unión de Criadores de toros, que les acoge en su asociación centenaria, que consiente que la riqueza genética y singular de los encastes y sus historias sean abandonadas a la desaparición. A la Federación de razas autóctonas españolas que ha tenido la genialidad de recopilar en un interesantísimo documento las razas autóctonas españolas -un trabajo de campo tan deslumbrante como necesario-, y que no ha sido capaz de dar la voz de alarma con estas sinrazones que se vienen produciendo desesperadamente en el campo bravo, pues ni ha sido la primera y, al paso que vamos, no será la última. El Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino tampoco se ha pronunciado sobre estas particulares catástrofes. Ni las administraciones locales. Ni las administraciones nacionales. Ni aquellos responsables políticos, sociales o gremiales han sentido algo de piedad a la sangría irreparable que está acabando con la singularidad genética, histórica y genuina que atesora este animal exclusivo, tanto en su generalidad como en su individualidad, tanto en su diversidad como en el proyecto de imaginación y posibilidad que atesora.
Todos. Todos nos privarán de este proyecto hermoso porque han truncado su vida, su desarrollo y hasta su muerte digna.
Me apresuré a la página web de la Unión de Criadores de Toros de Lidia (http://www.toroslidia.com/
) para recuperar los datos de la ficha técnica de esta ganadería emblemática. Entre otros, recojo las siguientes reseñas. Propietario: Santa María y Entrearroyos, S.L. Representante: José Manuel Sánchez García-Torres y María José Sánchez Majeroni. Divisa: Morada y roja.
Antigüedad : 08/06/1924. Fincas : 'Castillejo de Huebra', (Muñoz, Salamanca), Zamarril (Portaje, Cáceres) y Santa María (Moraleja, Cáceres. Antecedentes históricos: Formada por don José Vega en 1910 con vacas de Veragua y sementales de Santa Coloma, pasó en 1914 a los hermanos Villar. En 1928 don Francisco Villar vendió su parte a don Arturo Sánchez Cobaleda y a su muerte,
en 1942, pasó a sus hijos, dividiéndose en 1950 y correspondiendo uno de los lotes con el hierro y divisa originales don Manuel Sánchez Cobaleda. A su muerte, en 1985, pasa la ganadería a los actuales propietarios. Procedencia actual :Vega-Villar.
Demasiado aséptico. Reparé en la parte superior, en un pestaña que decía Noticias relacionadas. Hice clic. Te remiten a una única información –fechada el pasado 26 de noviembre- en la que se da por consumado “el cierre”. Dice textualmente la nota: La ganadería salmantina 'Sánchez-Cobaleda', asociada a la Unión de Criadores de Toros de Lidia y emblemática del encaste Vega-Villar por la línea Manuel Sánchez Cobaleda, ha eliminado el ganadeo de su finca Castillejo de Huebra tras haber solicitado el vacío sanitario. Según D. José Manuel García, uno de sus actuales propietarios "no hemos podido hacer nada por ir contra la Administración". Los ganaderos se han visto en la obligación de tomar la decisión debido a una situación administrativa adversa, donde las bahas veterinarias hacían imposible la subsistencia de la vacada (…) En la actualidad la ganadería dispone únicamente de cuatro camadas de machos con el hierro "Sánchez Cobaleda" en sus fincas extremeñas. También demasiado aséptico. Y además, por cierto, nos gustaría descifrar lo de las bahas veterinarias, que no alcanzamos a comprender si es una traducción del portugués o un terminología sin reconocer.
Un triste final para los patas blancas, para todos, para la humanidad torera. Para la que no quieren saber de toros. Para los amantes de ese concepto tan recurrente de la biodiversidad. Para los que nos antecedieron y para los que vendrán, que vendrán más desnudos de pasado. A los patas blancas se los llevan al sacrificio humillante del matadero. Y no serán los únicos. Y no hay nadie que lo remedie.
Admiren su belleza en el magnífico retrato que Enrique Martín hace de estos toros ya legendarios en su blog http://torosgradaseis.blogspot.com/
. Gracias a su empeño -y a su talento- de ir dibujando los diferentes encastes nos regala la belleza sin matices de estos genuinos animales. No se pierdan sus reflexiones, son tan obligadas como sus láminas y tan juiciosas como la verdad que encierran. http://torosgradaseis.blogspot.com/2010/11/se-inaugura-el-zoo-de-especies.html

martes, 30 de noviembre de 2010

Previsiones para un año difícil

Los toros y la crisis que se avecinan
El pasado domingo, en la madrugada taurina, me llamó la atención las declaraciones del veterinario Julio Fernández en el programa La Divisa. Después de realizar unos breves apuntes de la situación de las ganaderías en este año que ya concluye, con la temporada ya cerrada, Julio Fernández avisaba de lo que se viene encima, es decir, con el aumento de reses de ganado bravo con el guarismo 7 respecto a otros años, preparadas por edad para ser lidiadas en el próximo ciclo. Esta circunstancia numérica (y comprobable pues todos los nacimientos de ganado bravo deben estar registrados) es una contrariedad, un problema de difícil solución y un resultado de la especulación disparatada de la que venimos. Julio Fernández añadía que el acomodo se hará muy complicado después de considerar los datos de esta temporada respecto al descenso considerable del número totales de festejos, tanto de orden mayor, menor o rejones.
Se supone que la crisis avanza, que en el año 2011 la situación económica será aún más complicada, y todo hace predecir –según el autorizado veterinario- que se quedarán muchos toros en el campo, que es lo mismo que decir que supondrá muchas pérdidas entre los ganaderos. Estos empresarios del campo bravo tienen muchas complicaciones burocráticas, sanitarias, incluso sociales. Es verdad. Pero, la crisis vendrá para algunos, mientras otros pocos seguirán lidiando camadas inmensas a mogollón, sin corresponder el volumen con la calidad de sus productos exclusivos.
Aquellos polvos trajeron estos lodos. Se supone que hace cinco años no se era consciente de la crisis venidera. Que se tiró de explotación ganadera a lo grande, pero no por ello desajustada en parámetros de cordura, crianza y selección. Mucho de este excedente ganadero venía de cinco años más atrás, cuando estaba boyante los pelotazos urbanísticos e inmobiliarios que desarrollaron nuevos ricos, los cuales lavaban nombre y dineros en fincas de emblemas con tronío. Y se desorbitó el equilibrio. Los ganaderos de toda la vida tuvieron que sucumbir al ritmo trepidante de la contienda mercantilista, aguantar si su hacienda se lo permitía, o desaparecer.
Hay un problema muy grave en el campo de bravo. Un problema que las autoridades administrativas (o comunitarias con las subvenciones) no podrá solventar. Son los propios miembros del sector los que deben ser valientes. Los ganaderos de bravo deben asumir la situación caótica de los intereses del sector. Deben tener un organismo aglutinador dispuesto al trabajo humilde y concienzudo fuera de protagonismos e intereses propios circunscritos en determinadas asociaciones. Deben apostar por la casta y la selección en la crianza del este exclusivo animal. Deben olvidarse del corazón y sacrificar el excedente de borreguismo causante en gran medida de la inflación de presunto bravo. Deben plantear un plan de rescate para los encastes minoritarios en la cabaña, a la que la gran mayoría del sector ha condenado al ostracismo (incluso a la desaparición) porque muchos de los empresarios ganaderos han apostado por el monoencaste, consecuencia que ha conducido -en una distancia muy corta- a un situación muy triste, desvalorizada y aburrida. Deben afrontar su situación sobresaturada en la mediocridad que ha terminado con la emoción y la afición, haciendo prácticamente irrecuperable la singularidad y variedad de este animal poderoso, llevándose por delante el oficio, el suyo, el más hermosos de cuantos puede haber imaginado y desarrollado el ser humano.
Deben asumir como jabatos que hay que salvar los trastos. Pero no de cualquier manera. Jabatos a la verdadera usanza. Al buen criterio, al trabajo, a la humildad, a la verdad, a la calidad, a la integridad, a no especular, a estar dispuesto a ganar menos pero a costa de hacerlo mejor, al derecho que el mundo entero reconozca lo decisivo de su gestión para atesorar la autenticidad y emoción que desarrolla el ganado bravo, por supuesto con el esfuerzo en el amor interesado por la verdad del mundo de los toros.

lunes, 29 de noviembre de 2010

El vendaval en Cataluña es calma chicha

El éxito de 128 votos más
Es hora de recuento, desde el punto de vista taurino, que de los otros ya se ocuparán las consecuentemente reflexiones personales, además de los medios de análisis políticos. Con las cifras ya muy definidas al filo de la madrugada, los espacios radiofónicos, que abordan los toros en estas horas ajenas al sosiego dominical, apuraban sus cavilaciones sobre el viento que sopla en Cataluña. Algunos abrieron el contestador automático a la pregunta de: “¿Cree usted que con el nuevo gobierno catalán sería posible dar marcha atrás respecto a la prohibición de los toros en la Comunidad autónoma catalana (prevista para el inicio de 2012)? Bueno, pues la mayoría de los espontáneos auguraban una recomposición posible del tema taurino en Cataluña, es decir, que soñaban en que son se llevara a cabo. Es algo así como creer en un imposible, ignorar lo evidente, o no saber que el viento sopla, pero en dirección contraria convertido en vendaval. La mayoría de los diputados catalanes de la formación de Artur Mas (CiU) votó a favor de la prohibición de los toros que proponía la Iniciativa Legislativa Popular el pasado mes de julio, y dos meses más tarde sus 48 diputados (totalidad de la formación política) votaban en a favor del blindaje en Cataluña. Las señorías “convergentes” que en el último pleno celebrado antes de las vacaciones votaron a favor de los toros fueron aquellos diputados del valle tarraconense de las tierras altas del Ebro, donde las fiestas taurinas de los correbous están muy arraigadas y para las que cuentas con suministros animales de tres o cuatro ganaderías autóctonas.
No creo que vaya a producirse una marcha atrás en este tema mientras los partidos en liza gubernamental sigan proclamando su soberanismo, como tampoco creo que los partidos pro taurinos consigan un arrastre para dar un vuelco, taurinamente hablando. La verdad, es que solamente confío en la sangría de las cifras económicas. Cuando los ciudadanos catalanes sean conscientes de lo que puede suponer las costosas indemnizaciones a los afectados por la prohibición, igual consideran que es mejor seguir como está y que la Fiesta catalana languidezca por sí sola, en su decrepitud hasta la desaparición del espectáculo como tal. Aunque tengan que tragarse algunos sapos figurinistas.
Otra pegunta recurrente en los espacios radiofónicos taurinos fue: ¿La indefinición del Partido Socialista Catalán con el tema de los toros ha influido en su bajada en escaños? Y yo francamente creo que el tema taurino no ha influido significativamente ni un ápice en las elecciones de ayer domingo. Los datos son los datos. El partido animalista catalán PACMA, promotor de la Iniciativa Legislativa Popular que llevó al Parlamento catalán el debate de la prohibición de los toros y que finalmente se aprobó, ha conseguido en estos comicios ¡128 votos más! (Un éxito, dicen desde esta agrupación) Este domingo obtuvieron 13.858 votos (de un total del censo catalán de 5.229.651 y a falta del recuento de voto extranjero), donde hace cuatro años disponían de 13.730 electores.
Después de estas cifras está todo dicho y desmontado.
Si la victoria de la prohibición taurina se traduce únicamente en 128 votos más, es que el tema de rentabilidad política ni interesa. Entonces, ¿por qué tanto alboroto especulativo?; ¿por qué este atentado contra las libertades individuales y colectivas?; ¿por qué tanto espectáculo obsceno? Seguramente por nada, salvo por un alto coste moral, económico y social para el futuro de los toros. Un altísimo coste que pagaremos todos.

martes, 9 de noviembre de 2010

Hay cifras que cantan

Hago lo que quiero con … mi pelo
Estoy harta. Francamente. Estoy harta de que aquí todo el mundo haga lo que le viene en gana con las cifras (las oficiales se supone). No lo que es, ni lo que puede ser, sino a conveniencia de imaginación, oportunidad, posibilismo y descaro porque se ofrece para comer sin digerir, para ocultar, e incluso para inventar. Fenomenal. Se da la paradoja que en este universo de acceso universal al todo interplanetario, la verdad no está donde debería estar. Estar, está. Está oculta, remota, maquillada, tergiversada, aniquilada, pero está. Vamos, que aquí, celestialmente hablando, todo el mundo hace lo que quiere con… su pelo (anuncio famoso de creatividad y sinergia publicitaria lleno de brillo, volumen, movilidad, y mucho más. Les pongo un ejemplo de champú con aplicación directa.
La pasada semana la asociación Coordinadora Verde acusaba a la Comunidad de Madrid de destinar 2, 36 millones de euros en asuntos taurinos para el próximo año y calificaba esta acción de "inmoral derroche de dinero público". ¡Con la que está cayendo!, se lamentaba la portavoz de esta plataforma que engloba a la mayoría de los partidos ecologistas de la región madrileña. Ya que esta asociación dice reprobar estas acciones pro taurinas, que está cogiendo tanto auge porque cada día son más los que rechazan este “cruel espectáculo”, qué menos que espabilaran en estudiar un poco, en informarse un mucho, en no decir falsedades de cifras utilizadas a conveniencia. Es fácil. En tres pasos.
Primero: lavar. Eso que ustedes llaman dinero público es de todos. De todos.
Segundo: acondicionar. El espectáculo de los toros es el segundo en importancia después del fútbol. Y, ¿saben cuánto dinero aporta a las arcas públicas?
Si me permiten, yo les doy una cifra. Desde el soporte digital http://noticias.toroaficion.com/
se ha hecho un estudio de lo que el Estado se embolsa solamente con el IVA de las entradas de los treinta festejos de toros que se dan en Madrid durante la Feria de San Isidro. Pues bien, con el computo del 16% de IVA (desde hace unos meses es del 18%) la cifra que se da es de 2.397.033 euros, dato correspondiente a esos ingresos brutos de taquilla (casi cuatrocientos millones de pesetas). Pueden leer y estudiar estas cifras en https://sites.google.com/site/toroaficion/mundo-de-toros/10-cifras-de-impuesto-toros.
Tercero. Secar y dar brillo. Hagan cuentas, aunque sea con la imaginación y podrán hacerse a la idea que los toros es un negocio muy rentable para el Estado, más que cualquier otro. Tanto, que los más inteligentes han sido capaces de ver esta cualidad por encima de “derroches en subvenciones”. Tanto, que los toros seguirán vivos y activos mientras reportan ingresos en la medida que lo hacen. Buenos chicos.
Por cierto, a mí también me gustaría saber cuál es el monto de las subvenciones estatales y autonómicas que reciben las asociaciones que aglutina la Coordinadora Verde, que aunque está muy feo, al menos podría hacerme a la idea. Igual, encuentro algo mejor, comparo y lo compro. Que una servidora es una romántica del anuncio. Como se ve.

lunes, 8 de noviembre de 2010

La ministra de Cultura dixit

Mermelada de tomate
Ángeles González-Sinde, ministra de Cultura, estuvo este pasado día 2 de noviembre en el Foro de Nueva Cultura, organizado por Nueva Economía Forum, y habló entre otras cosas de toros, tema que nos ocupa y nos preocupa. González-Sinde explicó que la única competencia del traspaso -de Interior a Cultura- que se puede realizar es el registro de artistas y “se hará en cuanto los técnicos elaboren la documentación, pues no es algo complejo", ha detallado. Según dijo, una vez traspasada le gustaría poner en marcha ese equipo de expertos "que además debe ser no sólo interministerial, sino tener participación de otros estamentos de la sociedad que tienen que ver con los toros, para que analice la situación para atender las necesidades de los toreros, empresarios y ganaderos". Respecto a estas cuestiones quiero formular algunas consideraciones.
Primer punto. Nadie ha explicado todavía en qué va a consistir el citado traspaso de competencias de un Ministerio a otro. Pero cualquier cambio -se trate de una competencia o de todas- deberá hacerse por ley. Una ley que derogue (o modifique) la aún vigente de 10/1991, http://www.mir.es/SGACAVT/derecho/le/le10-1991.html
de 4 de abril, sobre potestades administrativas en materia de espectáculos taurinos, y en la que su artículo 11 sobre Organización administrativa y ejercicio de las competencias previstas en esta Ley, y en su apartado uno, expresa claramente que “Competen al Ministerio del Interior las atribuciones de carácter general para ejecutar lo dispuesto en esta Ley.” Está claro. No se puede hacer vaivén de competencias como el que alquila un camión de mudanzas limpio, seguro y fácil. Se hará cuando una Ley lo pida y lo reglamente. Ni más ni menos, para evitarnos los recursos inconstitucionales. Por ejemplo.
Segundo punto. El único traspaso que se efectuará es el registro de artistas -pronunció la ministra- y “se hará en cuanto los técnicos elaboren la documentación, pues no es algo complejo". La misma Ley 10/91 dice en su artículo 5 sobre Registros de profesionales taurinos y de ganaderías de reses de lidia, y en su apartado 1: “Con el fin de asegurar un nivel profesional digno y garantizar los legítimos intereses de todos cuantos intervienen en los espectáculos taurinos se creará un Registro general de profesionales taurinos”. Por tanto, para sacarlos de aquí (Registro del Ministerio de Interior creado al fin que establece esta ley) hay que seguir el mismo procedimiento que en el punto anterior. Y el Real Decreto 145/1996 de 2 de febrero, por el que se modifica y da nueva redacción al reglamento de espectáculos taurinos, en su título II, capítulo 2, “se crea en el Ministerio de Justicia e Interior un Registro General de Profesionales Taurinos.” En el siguiente capítulo se asegura que “la inscripción tendrá carácter obligatorio”.
(…)
Así, habría que tener en cuenta unas posibles modificaciones también autonómicas, por ejemplo, las siguientes:
- Navarra: a propuesta del Consejero de Presidencia, decreto foral 249/1992, de 29 de junio, por el que se aprueba el Reglamento de Espectáculos Taurinos, dice en su artículo 25: “1. Se consideran profesionales taurinos a todas las personas que toman parte en espectáculos taurinos mediante retribución. 2. Los profesionales taurinos, para poder intervenir en espectáculos, deberán estar previamente inscritos en el correspondiente registro que mantendrá el Departamento de Presidencia. (…)
- Andalucía. Consejería de Gobernación. Decreto 68/2006, de 21 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento Taurino de Andalucía. Dice en su disposición transitoria tercera: “En tanto no sea desarrollada, por Orden de la persona titular de la Consejería competente en materia de espectáculos taurinos, la estructura, requisitos de inscripción y funcionamiento del Registro de Profesionales Taurinos de Andalucía (…)
- Castilla-León. Consejería de Interior y Justicia. Decreto 57/2008, de 21 de agosto, por el que se aprueba el Reglamento General Taurino de la Comunidad de Castilla y León. En su disposición adicional primera se lee: “A los efectos de la presente norma, los Registros de Profesionales Taurinos y de Empresas Ganaderas de Reses de Lidia que se citan en la misma hacen referencia a los establecidos por el R.D. 145/1996, de 2 de febrero, por el que se modifica y da nueva redacción al Reglamento de Espectáculos Taurinos.”
- País Vasco. Departamento de Interior. Decreto 24/2010, de 27 de abril, por el que se aprueba el Reglamento de Espectáculos Taurinos. En su artículo 29, sobre requisitos de inscripción, se dice: “La inscripción en cada una de las secciones que componen el Registro de Profesionales Taurinos queda condicionada al cumplimiento de los requisitos que para cada una de ellas se establezcan por Orden de la persona titular de la Consejería de Interior».
Tercer punto. No sabemos cuántos técnicos, ni en qué materia especializados, o si están elaborando esto que la ministra llama “documentación”. Con lo primero que tiene que contar es con la posibilidad de poder hacer la mencionada transferencia, circunscrita únicamente (segúna asegura Sinde) al registro de profesionales. Con la ley en la mano (y en la cabeza) parece que es algo más “complejo” de lo que asegura la titular del gabinete. De entrada -como queda demostrado- hay que derogar o modificar alguna ley y unos cuantos decretos. Dicen que hay que solucionar cuestiones “administrativas”, un eufemismo puramente estético que va a colocar a la (susodicha) administración estatal y autonómica en un verdadero problema burocrático.
Cuarto punto. Y dígame, señora ministra, cuando habla de traspaso de registro de profesionales ¿se refiere a los toreros de alternativa, a los demás toreros de a pie o a caballo (novilleros, picadores, subalternos, recortadores), o, quizá, es tan ambicioso el plan documental que aborda también la totalidad que el Ministerio de Interior incluye en sus registros de profesionales, como pudiera ser ganaderías de lidia o escuelas taurinas?
La orden del 25 de enero de 1993 (que también tendría que ser contemplada en semejante catarsis), (...) establece las siguientes categorías para los profesionales taurinos: matadores de toros, matadores de novillos con picadores, matadores de novillos sin picadores, rejoneadores de toros, rejoneadores de novillos, banderilleros de corridas de toros, picadores de corridas de toros, banderilleros de corridas de novillos, picadores de corridas de novillos y toreros cómicos (estos pueden ser voluntarios).
Hay otro fleco por ahí que se me ocurre. Por ejemplo, la Comisión Ejecutiva Nacional de Asuntos Taurinos, “órgano colegiado del Ministerio del Interior, adscrito a la Subsecretaría del Departamento, con carácter consultivo y funciones de asesoramiento en materia de espectáculos taurinos”, según se recuerda en la orden de octubre de 1998 que desarrolla esta institución -dependiente de Interior-, y donde los profesionales taurinos están representados (junto a representantes institucionales y asociaciones de aficionados) en sus Órganos de esta Comisión. (…)
Quinto punto. La Ministra González- Sinde se manifestó en este mismo acto de Nueva Economía Forum sobre el recurso que el Partido Popular ha interpuesto ante el Tribunal Constitucional por la ilegalización de las corridas de toros en Cataluña pidiendo que “se respete el ordenamiento de nuestro país”, ya que "los parlamentos autonómicos toman decisiones con toda la legalidad". La agencia de noticias Europa Press recogía las declaraciones al respecto: "Soy partidaria de respetar a los Parlamentos. Si empezáramos a iniciar procesos de inconstitucionalidad con cada una de las decisiones que adoptan gobiernos que no coinciden con nuestra línea política, imagínese como estarían los tribunales". No todos los gobiernos autonómicos "toman decisiones que a lo mejor a uno le parecen bien", pero se ha abogado por "respetarlas porque en eso consiste la democracia, y quién no entienda eso va mal servido".
Efectivamente, las decisiones hay que respetarlas y las leyes hay que acatarlas. Pero ambas con el mismo derecho y la misma libertad que la Constitución “proclama su voluntad” en su preámbulo ("de proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones. Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida") y en su artículo 24.1 sobre la protección judicial de los derechos ("todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los Jueces y Tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión") (...)

Último punto. Hay que solicitar encarecidamente a González-Sinde una información detallada de cómo ha pensado hacer este trasvase, -no tan fácil como ha definido y demostrado en este larga exposición-, porque este tema a los aficionados nos interesa y mucho. La Fiesta de los toros no es solamente cultura, tradición, estética, vocación, o condición artística. Según sus palabras “forma parte de la cultura española desde siempre, desde el arte prehistórico hasta Miquel Barceló".
Este mundo hermoso es grandioso porque trasforma la carnalidad en arte elevado, transforma a los matarifes de toros en artistas, pero sería el espectáculo más deplorable e insufrible del universo si se diera con un toro de lidia sin integridad, y por lo mismo sería una estafa si se transforma su condición poderosa para hacer asequible el espectáculo a determinadas voluntades y haciéndolo delictivo, aberrante y aburridísimo.
Si se supedita esta auténtica faceta del espectáculo a circunstancias tan baladíes como abordar urgentemente el traspaso de registro de profesionales, estaremos imposibilitando la regeneración verdadera de la Fiesta. Y es que la Fiesta está en una profunda decadencia. No hace falta que recurra a los expertos en documentación, Desde esta triste verdad hay que asumir un compromiso institucional y profesional de erradicar la decadencia que conduce este portentoso espectáculo al abismo, sin que nadie inteligente y concienciado de su mal sea capaz de remediarlo con conocimientos, vocación y capacidad de trabajo. A los aficionados que sabemos de la grandeza de este mundo singular nos preocupa, principalmente, que se tenga más en cuenta a los miembros del estamento taurino -muy preocupados por su condición de artistas- antes que escuchar a los denunciamos el deterioro de esta espectacular Fiesta, una bochornosa circunstancia consecuencia de la no persecución del fraude y de la irresponsabilidad de las altas instituciones que deberían reconocer su grandeza, historia, posibilidad, pervivencia y desarrollo. También denunciamos, a todos los miembros subsidiarios de las obligaciones políticas, sociales y culturales de este espectáculo hermoso y único y que se han conformado con juegos oportunistas, electoralistas, e incluso prohibicionistas, cuando por cargo están obligadas a preservar la tauromaquia, les guste o no, sencillamente porque va en el cargo.
Denunciamos y preguntamos ¿en qué Ministerio va a quedar el compromiso para asegurar, posibilitar y desplegar la autenticidad en la Fiesta de los toros?
Todo el texto completo pueden encontrarlo en https://sites.google.com/site/toroaficion/crisis-taurina/traspaso-a-cultura-toros-2


jueves, 28 de octubre de 2010

Sobre el IX Congreso Mundial de Ganaderos

Un ataque de cuernos en Marte
Los criadores de toros de lidia se han reunido en las Islas Azores (Portugal). Allí, los profesionales españoles, portugueses, colombianos, mexicanos, franceses y ecuatorianos han llegado para exponer y debatir las circunstancias particulares de su sector. El escenario elegido para congregar al estamento ganadero puede resultar algo exótico, pero la explicación está en el activismo de algunas asociaciones taurinas portuguesas.
(...) Lo más significativo de este certamen es la incapacidad de los organizadores en la exposición final. Resulta imposible que los no asistentes al acto (como yo misma por ejemplo) nos pudiéramos enterar de lo que ha sucedido durante estos días taurinos en Angra do Heroismo y Praia da Vitoria, dos localidades de la Isla Terceira, y sobre todo pudiéramos entender que este congreso reúne las condiciones necesarias de credibilidad en tiempos de crisis. A los que no ha llegado esta retahíla de ideas sin hilar, sin concretar planes de actuación enérgicos, sin abordar los problemas fundamentales de la Fiesta y sin afrontar la verdad de su materia prima -que es el toro de lidia- nos demuestra a ciencia cierta que los ganaderos de bravo viven muy bien en otro planeta, con sus ataques de cuernos en el “apoyo a la Tauromaquia”, según dicen, pero sin abordar con decisión y prontitud el descastamiento de la cabaña brava, de su culpabilidad en el manoseo infame que han hecho de las entrañas bovinas, en los productos borreguiles y artistas que quieren rentabilizar en pelotazos, del enfundamiento ilegal y obsceno con que han tocado al animal más hermoso y singular de la creación, de cerciorarse que no les afearán conductas afeitadoras o reparadoras, de asegurarse en chapuzas de promoción de dehesas inundadas de caricaturas desnaturalizadas que algún día fueron seres altivos y poderosos. Desde Marte y desde este lado mundano, los ganaderos confunden los refranes y no aplican la gramática correctamente. A saber. Sujeto: Ellos mismos. Verbo: tomar. Predicado: al toro por los cuernos. No bastan las sutiles denuncias de las presiones a las que están sometidos, ni los riesgos que deben asumir como empresarios que son. Es necesario un plan de actuación que aborde ya la regeneración verdadera.

Las declaraciones finales de este simposio son impenetrables, absolutamente inaccesibles. Son absolutamente ajenas a cualquier autocrítica decente. Son absolutamente increíbles porque esconden la profunda decadencia de la Fiesta de los toros, cuya materia prima está encomendada a estos mismos protagonistas. Son absolutamente incapaces de trasmitir credibilidad en su derecho legítimo a tener una actividad empresarial y obtener beneficios económicos por la exploración de la misma. Son absolutamente contradictorias en sus propuestas mercantilistas. Son absolutamente patrañeras cuando aseguran velar por la “economía del toro” mientras no aborden con medidas urgentes la decrepitud de la genética del ganado bravo, manoseado hasta límites irreconocibles e irrecuperables. Son absolutamente cínicos cuando no reconocen esta decrepitud, no hacen nada para remediarla y al mismo tiempo se permiten el lujo de reclamar un periodismo serio y crítico. Es absolutamente obsceno que hayan sido capaces de soltar tantas diatribas sin ton ni son, y sobre todo, sin la mínima apuesta por la verdad, la humildad, el trabajo, el espectáculo y por su oficio. En fin, son ganaderos de otro planeta. Marcianos, absolutamente.
Nada han dicho los ganaderos de la decadencia que asuela la Fiesta de los Toros, ni de la responsabilidad que tienen en esta debacle, ni la descastada materia con la que han identificado sus “productos” exclusivos y singulares, ni de la crianza fraudulenta del enfundado de las cornamentas y el manoseo genético hasta hacer irreconocibles los parámetros de casta y bravura. Nada dicen de los verdaderos problemas. Nada de las soluciones. Nada de la verdadera regeneración de la Fiesta. Otro día les contaré mi versión sobre el abandono.
(...) Pido disculpas por el tono de este discurso, pero como ya les advertía las respuestas airadas suelen sobrevenir a circunstancias impresionantes. Y su dramatismo es de altura. Señores ganaderos, empiecen por reconocer la decadencia de este espectáculo, cómo buscar soluciones para evitar el mal absoluto, y exíjanse ética propia en el ejercicio de su trabajo. Empiecen por recuperar en sus libros genealógicos la casta, la bravura, la diversidad en los encastes. Empiecen por desenfundar las cornamentas de sus animales. Empiecen por denunciar y no transigir con los altos “conocimientos técnicos de los toreros” en sus exigencias de materia prima. Empiecen por no admitir el impuesto de los veedores. Empiecen por decir la verdad sobre el ajuste de la oferta de borreguismo y la demanda de la integridad en el espectáculo. Empiecen por ser corporativos en la persecución del fraude. Empiecen por dejar las pamplinas de los parques temáticos y procuren exhibirse en las plazas de toros con rotundidad. Pidan luz y taquígrafos en vez de reporterismo adulador. Entonces, reconoceremos su lógica pretensión de tener rentabilidad en su negocio, comprenderemos las dificultades que les acosan y admiraremos la grandeza de su oficio, el más hermoso de cuantos haya podido desarrollar el ser humano en creatividad, experimentación, posibilidad y hermosura.
Pueden acceder al texto completo en
https://sites.google.com/site/toroaficion/opinion/congreso-ganadero-azores

miércoles, 20 de octubre de 2010

Más reuniones de 'alto' nivel

De talanqueras a plazas de primera,
o ¿al revés?
Los despachos políticos se han convertido de golpe y porrazo de talanqueras a plazas de primera categoría. Los diestros de más tronío del panorama taurino y el ganadero titular -que aglutina cortésmente al estamento- se enfrentan a una lidia arriesgada, a una fiera a la que hay que cambiar los terrenos, con muchos recursos defensivos, sin completa entrega, sin pases rotundos, sin rematar la profundidad y sin convencer a un público difícil (aficionados recelosos) que ven en esta parafernalia postinera gato y no liebre.
Fueron al Ministerio de Cultura oliendo bien, pareciendo actores consagrados. La jefa dijo: “Gracias, por vuestra visita. Encantada de tantos piropos. Pero, antes de comulgar hay que confesarse, chicos, y cuando estéis limpios de pecadillos tendréis la absolución, claro. Yo, encantada.” Y estos hombres buscaron al sumo sacerdote. Reunión urgente con el Ministro de Interior Pérez-Rubalcaba. Lo encontraron rápido. Pasó por alto el examen de conciencia, del dolor de corazón ni se planteó, y las faltas ya se las imaginaba. Les dijo: “Podéis ir en paz hijos míos y llevad el amor a nuestros enemigos. No os preocupéis que lo que esté en mi mano se solucionará.”.
Los penitentes llevaban el miedo en el cuerpo. Parecía tener claro que el padre confesor era despótico, poco amigo de perdones, falto de amor, injusto en las frivolidades ajenas y se encontraron con un padre prior resuelto al perdón para los restos. Definitivo sí, pero no sin penitencia: difundir la buena nueva. Los siete magníficos (en realidad, ocho) salían de allí convertidos en predicadores del amor, la concordia, el buenísmo perdido.
Y llegamos hasta el día de hoy. Los amigos del ala popular hasta hace unos días, -los mismos que les ofrecían sacos de arena para contener la riada antitaurina y prohibicionista que venía del norte peninsular; los mismos que intentaban aguantar las paredes del embalse con resortes macizos; los mismos que habían abanderado las protestas, los mismos que habían dicho con muchos celos “yo también quiero reunión por lo alto”- recibían una reprimenda a lo singular.
Resulta que los matadores de toros han trasmitido a la segunda parte que para poder estar con la primera parte –la parte contratante- pueden seguir colocando ladrillos que soporten el muro, pero de buen rollito. Es decir, que pueden poner recursos de inconstitucionalidad a la prohibición en Cataluña si quieren (algo que hace poco tiempo demandaban los representantes del estamento taurino ardientemente); que no es mala idea la declaración de Bien de Interés Cultural a las corridas de toros (única solución e idea muy ingeniosa para contrarrestar los poderes antitaurinos); que los populares trabajen en las comunidades autonómicas para que sus parlamentos blinden la Fiesta (evidentemente es una cosa de políticos y sus responsabilidades); pero, por favor, que sean y son buenos chicos, pues el Partido Popular se ha comprometido a trabajar "para llegar a un consenso en la defensa de la Fiesta con el PSOE".
Un clásico diría: “Mi no entender, o sea”
¿Todo este torero de salón está premeditado? ¿Qué se espera de estos capotazos al aire? ¿De qué va la contrarreforma? ¿Cuál es el peaje? ¿Qué se va a negociar? ¿Qué ley se va a pasar por alto? ¿Qué ley se va a pasar por bajo?
Lo que sí tiene gracia es el momento elegido para estas representaciones mediáticas. Precisamente, la reunión de los toreros con el Ministro Rubalcaba tenía lugar durante el rescate de los mineros desde las profundidades del desierto de Atacama, un hecho que concentró la atención de más de mil millones de seres humanos -una cifra muy superior al seguimiento de la final del Campeonato Mundial de Fútbol- y ninguna a esta parodia mercantilista y de salvamento propio. La reunión con la otra parte –durante el encuentro del día de hoy con los altos representantes del Partido Popular- se producía dos terremotos informativos nacionales y encadenados; los cambios ministeriales anunciados por el presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero y la aprobación de los polémicos y contributivos Presupuestos Generales del Estado. Los medios no daban abasto. Y dejaron sin atención mediática a los protagonistas, resignados a su buena suerte, a su planta mediadora, a su talante conciliador, a sus dotes de artistas haciendo una visita -acompañados por García Escudero- por algunas de las salas del edificio antiguo del palacio del Senado, entre ellas, su biblioteca, localizada en un antiguo claustro y decorada con elementos de fundición de estilo gótico.

viernes, 15 de octubre de 2010

Sobre héroes mineros y algún figurante

Belleza, crisis y cultura según Apolo
Caza, dinero y oportunidad según Artemisa


Cuando el mundo se conmovía con el rescate de treinta y tres mineros desde las profundidades del desierto de Atacama; cuando se asistía a “una lección de vida para la humanidad entera” como lo ha definido el escritor chileno Rivera Letelier; cuando el empeño por el salvamento imposible se traducía en esfuerzo, posibilidad y éxito, siete diestros y dos ganaderos arrancaban una promesa al ministro de Interior de “iniciar en un corto plazo de tiempo” la transferencia de las competencias de los toros a Cultura, “una vieja reivindicación”, según estos protagonistas de la liturgia torera y del salvamento propio.
Cuando la mano de tecnología punta extraía luz desde los abismos sureños, la belleza rutilante de Apolo se alargaba por pasillos ministeriales con sus alegaciones taurinas. A ritmo del reclamo publicitario “porque yo lo valgo”, quieren -los tan habilidosos prototipos de la más alta jerarquía del estamento en cuestión- que la esencia de la hermosura de Apolo se sustancie en que los imagineros esculpan tallas de estas contadas figuras a semejanza del multifacético dios griego del sol, la belleza y las artes -entre otras analogías- porque se trata de una deidad genuinamente atrayente. Y porque lo valen, porque son artistas, quieren que el mundo adore su refinada planta simplemente porque dicen pertenecer por erudición, sabiduría, ilustración y formación a las exclusividades del Olimpo cultural.

Apolo ya no es el dios seductor que era. Está perdido para la causa. Ahora se presenta como arrebatador, juega a la bolsa, a la estrategia política aprovechando la ignorante coyuntura social y política. Listo como él solo, como ustedes pueden comprobar. Se cree todopoderoso, sibilino en Delfos y así se sigue vendiendo. El dios inspirado se dedica en cuerpo y alma -en exclusividad en definitiva- a efectistas posturitas propagandísticas y a comunicados de prensa, a salvar el culo para la posteridad, a saquear a los fieles, a cerrar el santuario, a convertir el sacrificio en la atracción de un parque temático, a pagar menos impuestos para obtener más beneficios, a reclamar la subvención para la vida venidera, circunstancias que no le crean un conflicto en sus intangibles entrañas, pues suple su despropósito con entregado taconeo artístico y que, por tanto, se siente llamado a reivindicar este elevado mundo no apto para tontos terrenales de remate, para estos mismos feligreses que esperan un milagro y que llenan los cepillos del templo con su devota insistencia.

Es muy paradójico, también lo más recurrente para estas figuras apolíneas, que el dios griego tiene a su cargo la representación de las cualidades de la belleza y del arte, pero también es el patrón y defensor de rebaños y manadas, faceta no tan conocida por los piadosos evidentemente. A estos virtuosos del arte taurómaco la condición guapa, los modales sin compromisos, su exquisita complicidad les ha puesto en lo más alto de los montes sagrados sin arriesgar un ápice en la batalla que escenifican con animales domésticos, -que no fieras como antaño-, deviniendo los quehaceres propios de reyes en abnegadas faenas de pastores. Tiene gracia, porque son incapaces de reconocer esta certeza, aunque la promueven y la publicitan con exquisito empeño especulador.

Los sumos sacerdotes del dios Apolo han hecho de esta deslealtad un dogma, una estafa sin disimulo, un descrédito de esta Fiesta a la que dicen defender con capa y espada; han conducido al abismo la singularidad que define a este espectáculo; han convertido en pornografía su verdad única; han hundido la pasión torera en el aburrimiento; han arruinado la casta y la bravura infectando con bonos basura borreguiles las dehesas y los ruedos universales; han pervertido el espíritu de la crianza del toro de lidia; han consentido y auspiciado el fraude, y de paso han promovido la imposibilidad de perseguirlo; han reventando cualquier regeneración de su oficio, el más hermoso de cuantos pueda desarrollar el ser humano (o divino); han echado de las plazas a los aficionados que les daba por exigir; y por supuesto se han montado en el negocio del siglo. Ahora buscan la rendición total a sus pies, a su cuerpo hercúleo, a su gracia innata. Pretenden revender los bonos basura, pagar menos en impuestos, y esperar rescates financieros de aquí y de allá. Y puede ser que lo consigan. El mal absoluto empieza a trascender desde las certezas del destino, pues no se conoce a nadie que ame desinteresadamente el mundo de los toros y admita al mismo tiempo este incestuoso cambalache que se llevaría por delante los ya mínimos resortes de control, regulación, vigilancia e integridad para ganar en maquillaje de bambalinas.

Entre viejas reivindicaciones para que el organismo ministerial más adecuado a las condiciones taurómacas sea el de Cultura, entre perfumes exclusivos y trajes caros Apolo se reencontró con Artemisa, su hermana gemela para más señas. Almas divinas que ahora vuelven a palpitar unidas a un mismo cordón umbilical y a la misma condición poderosa. La diosa sabe cazar, y sabe un rato, por supuesto. Tanto, que los dioses del Olimpo han visto como los mortales taurófilos ya no confían en la protección divina todopoderosa auspiciada por Zeus, pues ya están escarmentados después de aguantar muchos desaires y alguna licencia impropia de divinidades, y han encomendado la espera a la diosa de mejor perspectiva, de mayor expectativa. La presa es muy jugosa. Cotiza y mucho. Será ofrendada para su inmolación, en el fuego purificador para que se limpie su olor a rancio. Artemisa contribuirá con menos manjares al banquete celestial y para el sacrificio vale con un toro al que nadie mandará al corral por sospechas en sus cornamentas. Los dioses seguirán jugando con la suerte de los mortales, que para eso son dioses ¡qué caramba! La oportunidad está. La diosa se apunta el tanto y el toro.

De felino a gato, de toro a carnero, de dios a figurante. El hermoso Apolo, prototipo de la capacidad de riesgo en sus artes adivinatorias, de su instinto para hacer sublime la esencia de la hermosura, de tener la dimensión colosal capaz de provocar atracción, que sedujo por igual a musas y a labriegos, al arte y al perecedero mundo, aquél hermoso Apolo es ahora un fachendoso personaje que confunde la pureza con el manoseo obsceno, pero quiere ser artista antes que enfrentarse de frente a la crisis planetaria de los toros y abordar un plan de rescate (para la Fiesta se entiende). El narcisismo no encontró límites para los sumos sacerdotes de la liturgia torera. La lira suena desafinada. Las divinidades y las ninfas ya no cantan. El monte Parnaso es un espacio desvirtuado y hambriento de gloria. Las dulces aguas que brotaban de la fuente están podridas provocando con sus vertidos tóxicos la imposibilidad de regeneración de la vida en las hermosas dehesas. La pira purificadora se enciende, comienza su rápida consumación.

La curación es quizá posible. No así. Así, es irrealizable con esta pantomima asquerosa. El restablecimiento de la condición indiscutible de la Fiesta de los toros debe sustentarse en la autenticidad del toro de lidia, la integridad del espectáculo, la exigencia de su calidad, la persecución del fraude, el reconocimiento de su singularidad, la defensa de la verdad y el compromiso de reivindicarlo, estudiarlo, fomentarlo y desarrollarlo, de alguien o algo que tutele, oblige, vigile y asegure su esencia. Lo demás son correrías de bailarines rumbosos por pasillos ministeriales cortejando a divinidades y vendiéndose barato. Una juerga que nos va a salir muy cara de enmendar, imposible de remontar, evidente como mal absoluto, que destruye nuestra afición, que nos deja en la miseria y descarnada nuestra alma torera. Ya les podía haber dado por tocar las palmas en tablaos de alcurnia artística en vez de hacer compraventa por los despachos. Eso, o ponerse delante de la verdad, afrontarla, pelearla y vencerla. Quieren taconeo y lo tendrán. Descuiden. Entonces será muy tarde para arrepentirse. Pandora abrió la caja de los truenos. Como ustedes, representantes despóticos, no divinos, e ineptos ignoran, una vez abierta ya no se puede cerrar.
¡Vaya vaina! ¡Carajo!

¡Viva Chile, mierda!

lunes, 4 de octubre de 2010

Crónica. Cuarto y último festejo. Feria de Otoño

Plaza de toros de Las Ventas. Madrid. 3 de octubre de 2010
Hasta más ver
Cantando la Lola se va por los mares, / se va por los mares, / (…) ¡Esa Lola! Ya hace mucho tiempo que salió del puerto. Quedó su esencia rota. Su estela desdibujada. Su carácter arrebatador en las sombras. Su hermosura entre la sequedad de los pedregales. Su voz atrapada en la espuma. Su rotundidad morena agrietada en la espesura. Su paso firme en los vaivenes del cierzo. Su figura en el olvido. ¡Esa Lola! Ese carácter altivo que se evaporó en el Puerto de San Lorenzo. Aquellos lisardos hoy envueltos en mezclas inciertas, en tocados infames, en desechos vapuleados por experimentos atroces. Aquellos atanasios robustos que enamoraron con su planta las entrañas de una gitana, que le dieron requiebros, que le obnubilaron con promesas eternas, que la olvidaron en un banco destartalado una tarde gris frente la inmensidad del mar bravío. Esa Lola, esa esencia orgullosa ya hace tiempo que alguien la traicionó. Los amores altaneros de juventud fueron la causa para que se diluyeran en el olvido. Crónica completa en
https://sites.google.com/site/toroaficion/cronicas-de-hoy/10-feria-de-otono-04

domingo, 3 de octubre de 2010

Crónica. Tercer festejo de la Feria de Otoño

Plaza de toros de Las Ventas. Madrid, 2 de octubre de 2010
Tres avemarías y un gloria
En los pecados llevamos la penitencia. Hoy, la expiación nos vino del cielo, nos devolvió el alivio a nuestras indefensas almas toreras y nos dejó envenenados para un largo invierno. Con tres avemarías y un gloria reparamos las culpas para quedarnos limpios de maldades, de agravios y actos impuros. Los tres remedios vinieron de tres hombres en una dimensión elevada, siempre encumbrada, en momentos decisivos de superación, de inspiración divina, de arrojo de dar lo que se tiene y lo que no, que espolearon sus ánimos dormidos, que no rectificaron en la verdad, que sacaron el instinto, que lo tradujeron en colosal, que enseñaron la autenticidad. En este gozo quedamos todos, perdonando generosamente los pecados capitales de unos animales descastados en esencia y absolviendo aquellas faltillas veniales de un presidente del festejo que enseñó en exceso los pañuelos. Crónica completa en https://sites.google.com/site/toroaficion/cronicas-de-hoy/10-feria-de-otono-03

sábado, 2 de octubre de 2010

Crónica. Feria de Otoño. Segundo festejo

Plaza de toros de Las Ventas. Madrid, 1 de octubre de 2010
El toreo blanco
Los ideólogos de los momentos actuales son geniales. Consiguen con los mínimos recursos, y con todas las tecnológicas artes, inventarse cosas baladíes, insípidas irrelevantes para contextualizar una sociedad del mismo tipo y condición, y además hacer tratados sobre el tema que exportan sin reparos ni vergüenzas. Así, anunciaron la televisión ‘blanca’, la que inunda con gran optimismo y mensajes reconfortantes como claves para el éxito en la actual programación. No me digan que no son unos fenómenos. Claro, que se quedaron un poco cortos, porque como no van a los toros, no saben lo es tomar la tesis intranscendente, manosearla como oro líquido, venderla como el antídoto contra el cáncer, difuminarla hasta hacer irreconocible su esencia, potenciarla a base de fuertes contrastes, insistir en el agotamiento y tirarla a la basura sin contemplaciones cuando la audiencia flojee. Esta es la Fiesta que tenemos. La Fiesta blanca, inundada de vulgaridad, aquejada de decadencia, inflada de protagonismo insufrible, falta de esencia taurómaca, desvirtuada en su singularidad, fraudulenta al amparo de la desidia, pero, eso sí, con un optimismo irreverente, con mensajitos obscenos, con requerimientos vergonzantes, con un oficiantes sin pudor, con ideología mercantilista. En fin, blancura sin límites, sin soluciones. Crónica completa en
https://sites.google.com/site/toroaficion/cronicas-de-hoy/10-feria-otono-02

jueves, 30 de septiembre de 2010

Los toreros, la ministra y las reivindicaciones artísticas

Siete hombres al amanecer,
el toreo de salón
y una sonata desentonada


“Venimos a ello”. Con este pase natural se presentaban siete hombres de plante torero ante la ministra de Cultura Ángeles González-Sinde en el día de hoy (30 de septiembre). Cruzaban las puertas del gabinete pasadas las dos de la tarde, para solicitar, según estaba previsto, a la titular institucional que el “toreo dependa” de este ministerio, o lo que es lo mismo, que el espectáculo taurino deje de pertenecer a las competencias de Interior.
De artistas a artista. Esta era la propuesta que le proponían a González-Sinde. El encargado de trasladar la petición (y de comunicarla a los periodistas) era Enrique Ponce, el cual pretendía "expresar a la señora ministra" -en la comida programada- el deseo de que la tauromaquia pase a depender de Cultura "porque pensamos que es donde debe estar el toreo, y que se nos reconozca así, como artistas que somos”.
Este asunto era el principal. No estaba en la agenda de esta reunión -de alto nivel para los comparecientes- otros temas trascendentales de actualidad (como la prohibición de los toros en Cataluña); o tan cruciales como la decadencia del espectáculo taurino (es público y notorio); o la crisis del sector (que a todo el mundo afecta); o los mecanismos de promoción, divulgación y estudio de la tauromaquia (materias que si se podían requerir a la ministra de Cultura); o reconocer nuestra tradición histórica, social, popular, singular y patrimonial (por supuesto y porque los principales artistas de este país así la han engrandecido con su obra y aportaciones); o sencillamente demandar un apoyo gubernamental (incluso político) a la fiesta de los toros (porque les va en el cargo y porque esta dentro de la legalidad, sin más).
Sobre estas otras cuestiones -no tan valiosas en el orden del día-, el portavoz del grupo (Ponce) aseguraba “que podrían salir en la conversación”, y se sobrentiende que no habría ningún inconveniente en hablar sobre las mismas, aunque no era el objeto “específico”. Aclarado, maestro.
Menos mal que pedían ser más artistas de lo que se creen, porque si hubieran pedido tener más garantías para realizar las tareas que competen y que abarca el toreo, igual se ponen a dar pases naturales, templados y ligados por aquellos mismísimos espaciosos terrenos, entre mesas y solomillos, durante la esperada comida-reunión-trabajo, enseñando como Belmonte, dominando como Lagartijo la situación de lance torero. Bien pudiera haberse dado esta hipotética circunstancia. Y puestos a imaginar, si les hubiera dado por las reivindicaciones, igual le cantan una sonata a la “señora ministra” (con derechos de autor al corriente de pago), reivindican las mañanitas, lo cuelgan en youtube con prestigio, fortuna y gloria. De soluciones ni hablamos. Ya sabemos que no las necesitan.
La ministra parecía receptiva, horas antes del encuentro. Decía que escucharía “las propuestas, sus preocupaciones y que les trasmitiría tranquilidad”. Vamos que les ponía ojitos melosos a estos siete hombres, que estaba dispuesta al toreo de salón, y que dice mucho de sus buenas intenciones, pero poco de sus aficiones taurómacas. El toreo de lances al aire puede emborrachar, pero lo que hay que hacer es torear de verdad. De verdad. Y cuando se dice de verdad, quiere decirse con la verdad y con todas las letras. Esta materia todo el mundo la entiende y nadie la reclama.
En este juego idílico, al amanecer después de la noche prohibicionista, a ritmo de mañanitas, de sonatas arrebatadoramente culturetas, el objeto de deseo se transforma en jugoso desnudo de muchos miles de euros que van a parar a las resquebrajadas arcas del Estado.
Puro romanticismo, amorcito. Puritito negocio, vida mía.
A esta histórica reunión asistieron los diestros Enrique Ponce, Miguel Ángel Perera, Manuel Jesús, El Cid, Cayetano Rivera Ordóñez, José Antonio, Morante de la Puebla, Alejandro Talavante y Julián López, El Juli. Faltaron José Mari Manzanares y José Tomás.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Sobre el blindaje de los ‘correbous’

La fábula (identitaria) de la zorra y las uvas
El Parlamento catalán ha dado una nueva lección de Estado, evidentemente a su manera. A la manera identitaria, que para más señas nadie sabe de qué se constituye, pero sí cómo se aplica. El dirigente de la formación política catalana Convergencia i Unió, Artur Mas, trataba de explicar estas peculiares interpretaciones propias sobre el tema de los toros en el espacio radiofónico de una emisora de ámbito nacional. La primera pregunta que se le hacía era precisamente sobre por el asunto trascendente y urgentísimo de blindar las fiestas populares de los correbous en Cataluña en el último pleno de la legislatura, dos meses después de que esta misma institución prohibiera las corridas de toros en esta comunidad autónoma y dos meses antes del día señalado de las elecciones locales. Ambas cuestiones (unos festejos en el ruedo y otros en las calles) que afectan a la representación de los espectáculos taurinos podrían darse conjuntamente, y en el peor de los casos defenderse que existiera uno y el otro no. Pero, lo que todo el mundo entiende es que no se pueden emplear los argumentos animalistas para unos y queden excluidos para otros. Las explicaciones prohibicionistas se sustentaban en el sufrimiento y muerte del animal dentro de un espectáculo público. Por tanto, la solución era impedir que se produjeran mediante ley, aunque se aprovecharía la coyuntura para escenificar lo casposo, irreverente y obsoleto de un mundo al que estamos obligados a cambiar, tanto como nuestra conciencia, libertades, modales, historia y hasta el catastrófico sentido trágico y rancio que nos define.

Todo mundo entiende la maniobra oportunista en el tiempo y el espacio. Todos de acuerdo en el matiz, excepto los postulantes autoritarios, prohibicionistas, identitarios y exclusivos de sus señorías catalanas, que como aseguró un representante político de Esquerra tras la votación “se defiende las tradiciones catalanas y los correbous son una fiesta catalana”. Frase esta muy curiosa pues el presidente de ERC (la misma agrupación política, miembro del tripartito que gobierna), Joan Puigcercós, dijo hace unos días: “la abolición del sufrimiento no tiene patria”.
Artur Mas –que sólo habla de independentismo en la intimidad- afirmaba y reconocía en esta entrevista radiofónica que la medida se ha debatido y tomado por el obligado carácter “identitario” (así definido por la más alta institución catalana) de las fiestas populares de los correbous, en los cuales no se matan a los toros a estoque (como se hace en una plaza de toros) sino que se corren por las calles con teas en los cuernos, o quizá con sogas en sus extremidades, o quizá con otras vestimentas similares, para luego posiblemente comérselo en caldereta colectiva. Los miembros de las asociaciones animalistas insisten en la crueldad de la lidia de los toros en las plazas y, por supuesto, ignoran los sufrimientos de los animales (a su juicio no existen porque no se matan) que protagonizan las correrías por las calles de muchos pueblos de la ribera tarraconense. Tesis fundamental, parece ser esta de medir el salvajismo. Y tan arbitraria, tan fundamentalista, tan cínica y obscena que sirve para un roto como para un descosido.
A su señoría Artur Mas le parece indiscutible este apasionamiento del Parlamento catalán (precisamente porque han votado a favor de este blindaje más del noventa por ciento de sus representantes, según sus palabras), excluyendo en esta razón numérica cualquier atisbo de partidismo, intencionalidad, manipulación, sectarismo, oportunismo y de paso niega que se atente contra las libertades.
Y es que podemos estar tranquilos. Artur Mas ha explicado con rotundidad que los correbous no se tocarán pues está previsto que “se regulen”. ¡No sea tan olvidadizo, señoría! No quisiera enmendarle este arrebato organizador, pero estaría bien que recordara que el único espectáculo del mundo que está regulado, reglamentado, asistido y dependiente institucionalmente del Ministerio de Interior, es el que corresponde a las corridas de toros. ¡Qué lástima que no lo recordara en su momento! Nos abríamos ahorrado un disgusto, más una prohibición estupenda. ¡No sea tan olvidadizo, señoría!

Estoy por la labor (desinteresada) de recordarle aquella interesante mañana, (al día siguiente de que la más alta institución catalana diera curso a la tramitación parlamentaria de la Iniciativa Legislativa Popular que promovía la prohibición de los espectáculos taurinos, más tarde concretada en las corridas de toros, y más tarde consumada), aquella en que recibía a algunos miembros de su grupo político, elegidos en los pueblos hermosos situados en las tierras que el Ebro surca en Tarragona. Amplia representación política tiene usted allí, por el numeroso grupo que constituía la visita que tan cortésmente le hacían. En la cita le dijeron que eran muchos, de muchos pueblos, buenos votantes, mejor catalanes, que son tan suyos como cualquiera con sus fiestas, que les gustan las correrías de los toros embolados transitando entre masías, que dejan su buen dinerito a las locales economías, que se cuidan mucho de no importar materia prima fuera de las particulares fronteras pues disponen de dos o tres ganaderías a su disposición exclusiva, que se puede vender el tema como protección de espacios verdes y acuíferos muy saludables en el discursito político, que a buen seguro no estaría dispuesto a perder ni un simpatizante tan necesario en el cómputo final electoral, y sobre todo le recordaron señor Mas, que tuviera en cuenta los plazos, es decir, prohibición en julio, fiestas en agosto, elecciones en noviembre. Tranquilizó a los asistentes que los correbous no se tocarían, ni con Iniciativa Legislativa Popular ni con nada. Y ha cumplido su promesa. Ha dado una lección de alto concepto de Estado.
Por esas mismas horas, de esos mismos días, el señor Balañá -propietario de la Plaza Monumental de Barcelona- y su corte de abogados se dejaba ver y oír por los despachos, recordando también que de efectuarse la prohibición de los festejos taurinos -en el único ruedo en Cataluña disponible a tal efecto (es decir, el suyo)- se exigiría la correspondiente indemnización por daños y perjuicios sumados por alrededor de cien años de negocio inexistente. Algo así, como el gran pelotazo del siglo (es decir, el suyo). Poco importó esta cuestión pecuniaria -quizá por este acusado concepto de servicio al Estado- pues la idea es que el monto lo paguemos entre todos.
¡Ay, esa zorra tan sibarita de la fábula, a la que no le apetecía zamparse las delicias de la parra asegurando que estaban agraces! ¡Qué lista, que al mínimo descuido contemporizador las engulló de golpe! ¡Qué ingenuos todos, los que pagaremos con creces el empacho a base de lavados de estómago! ¡Qué catástrofe por tanto empobrecimiento que se avecina! ¡Qué tristeza en el alma torera! ¡Qué suerte la nuestra entre tanto personaje ramplón y mentecato, de voz potente y ejecutora, de artilugios deplorables, de artimañas obscenas, de ignorancia supina, de corruptelas pergeñadas para ser legales, de talante insufrible!
Pueden decir lo que quieran. Pueden hacer lo que les plazca. Es más que evidente que lo están haciendo a sus anchas. Pero, por lo que más quieran, ¡no nos fastidien la vida redimiéndonos por nuestros pecados y costeando los suyos propios! Los aficionados, los que amamos, defendemos y respetamos el mundo maravilloso y singular de los toros sabemos lo que nos espera: ser fusilados al amanecer. Ustedes tengan cuidado. Cuídense, que tanto mosto empacha, no vaya a ser que tengan que acudir a urgencias. Cuidado a todos, las uvas ya están maduras.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Treinta años después de El Caña

Al genio y gran vividor
Ayer, 16 de septiembre, hace treinta años con la máxima exactitud, moría en Madrid el “escritor madrileño costumbrista más destacado del siglo XX, y también uno de los últimos que ha cultivado este género, heredero de Mesonero Romanos. Las dos constantes de su obra, sus dos pasiones, fueron Madrid y los toros”. Así, queda definido en esta enciclopedia libre virtual llamada Wikipedia. Este “escritor, periodista y crítico taurino español”, que había nacido también en esta misma ciudad -a la que amó sin remordimientos- en el año 1898 que marcaba el final del Imperio, fue un gran vividor a lo grande. Fue tan descomunal su legado e influjo espiritual y profesional, que El Caña se convirtió en el impulsor de la defensa en la Fiesta, de su autenticidad, de sus valores privativos y singulares. Trasformó la crítica taurina en joya literaria de puro ambiente envolvente, en la que se desgranaba la pasión, la afición y el corazón torero de este maestro en sucesivos instantes comunes, verídicos y graciosísimos.
He dedicado gran parte del tiempo veraniego a la lectura y la relectura de sus escritos, algo creo que ustedes han percibido ya -con mi insistencia y abundancia en su recuerdo- en la más que abultada cantidad de citas, textos y recopilaciones de artículos sobre el personaje en este soporte digital. Hoy, en el recuerdo, en la presencia, les devuelvo a mi rutina ofreciéndoles un extracto de la entrevista que el crítico Joaquín Vidal le hizo a Cañabate (y publicada en El País en julio de 1979), un año antes de su fallecimiento. La excusa sería la aparición del tomo quinto de Los Toros, el tratado de tauromaquia que dirigió José María de Cossío, y que posteriormente, con meses de diferencia en el tiempo, se presentaría después del sexto tomo de esta obra. La realización y dirección de estos dos volúmenes correspondió a Antonio Díaz Cañabate, en la que elaboró gran parte de las biografías de toreros recopiladas, así como también un estudio sobre el toreo contemporáneo.
En la memoria, en el homenaje a estas dos figuras colosales del periodismo –y por méritos propios de la literatura-, les ofrezco un extracto de la entrevista a un maestro, realizada por un maestro.

Entrevista publicada el 6 de julio de 1979. Diario El País
Díaz Cañabate:"Me apasiona la fiesta de toros"
Por Joaquín Vidal
(…)

P. ¿Cuándo empezó usted a trabajar en los dos tomos que van a aparecer en breve?
R. En realidad, hace un par de años, aunque el asunto colea desde hace siete o más. (…) Pero no puede hacerse ni idea de los quebraderos de cabeza que tuve, principalmente porque no encontré colaboradores.
P. Parece raro, pues son muchos los escritores especializados en temas taurinos.
R. No se crea que tantos; me refiero a los que sean medianamente inteligentes. Y los que valen no pudieron, o no quisieron, colaborar. El panorama, en estas circunstancias, era negrísimo. ¿Cómo iba a afrontar yo solo tarea de tanta envergadura? (…) Conocí circunstancialmente a Juan José Bonifaz y me enteré de que, simplemente por afición, llevaba años recopilando datos biográficos de toreros, por cierto con muy buen método, y tenía la friolera de 8.000 fichas. ¡Qué hallazgo! Me dije: «Este es el hombre» (…) (…) P. ¿Y usted?
R. He escrito la disertación, que viene a ser continuación de la que hizo Cossío en el tomo primero. Hablo del toreo de nuestro tiempo y lo juzgo en relación con una pérdida de interés notable, que es consecuencia del afeitado, de la influencia de los apoderados y de la irrupción del toreo cómico disfrazado de toreo serio. Aquí me estoy refiriendo a El Cordobés, naturalmente.
(…) P. Se dice incluso que a usted le aburría ir a los toros.
R. Este es un asunto que voy a aclarar, ahora que me brinda la ocasión, aunque ya lo he hecho otras veces. A mí no me aburre ni me aburrió nunca la fiesta de toros; por el contrario, me apasiona. Lo que en cambio me aburría soberanamente es esa fiesta que nos impusieron los apoderados y los empresarios después de la guerra, y sobre todo en los años sesenta. Le quitaron el instinto al toro, con lo que el espectáculo perdió emoción; los toreros no tenían personalidad y redujeron su técnica a los dos pases, con lo cual el toreo carecía de variedad y belleza. Yo había conocido la etapa anterior, la de los grandes maestros, con el toro íntegro y de casta, y, por tanto, no me podía gustar lo que vino después. Así que vamos a precisar: soy un enamorado de la fiesta de los toros; no de este sucedáneo. Algo parecido me ocurre con Madrid, al que quiero con toda mi alma, pero no me va este Madrid de cemento y ruidos que nos han hecho.
P. (…) ¿Por qué dejo la crítica taurina?
R. (…) En realidad estaba harto, y por eso lo dejé. Tengo ahora una sensación muy acentuada de que perdí miserablemente el tiempo durante los quince años o por ahí que ejercí de crítico. Por dedicarme a esto, dejé de hacer otras cosas más importantes, escribir libros, y así. Empleé mis años mejores en una labor que no sirvió para nada.
P. No estoy de acuerdo. Usted hizo mucho bien a la fiesta.
R. Quizá, sí, era de los pocos críticos independientes que no iban a la peseta -cuando yo empecé, esto es cierto, el panorama de la crítica era lamentable-, y se tuvo que notar. Pero eso es todo. Peleé inútilmente por una causa perdida Ahora, con mis 82 años, miro hacia atrás y pienso que me equivoqué al aceptar la crítica taurina. No siento absolutamente ninguna satisfacción por haberla ejercido, y, por supuesto, no la echo de menos en absoluto.
P. ¿Antes de Abc no había hecho crítica taurina?
R. Nunca. (…) Esporádicamente lo había hecho en diversas revistas, pero sin pensar que me iba a dedicar a esto. (…) En Abc entré con Luis Calvo, entonces director del periódico, (…) colaboré asiduamente, siempre con artículos costumbristas. La cuestión de la crítica taurina fue en 1957 (…) y sin haberlo buscado, me vi crítico taurino. Me hizo polvo Luis Calvo, caramba.
P. ¿Y eso?
R. Pues ya le decía: pienso ahora que no debí meterme en esto, pues debí escribir otras cosas. Obligado a ver al año más de cien corridas, al llegar a la feria del Pilar estaba exhausto. He de reconocer que cogí una época mala, de gran monotonía en el toreo. (…)
P. ¿Para usted la vida ha sido bonita, o un trago amargo que hay que pasar?
R. Bonita. He tenido suerte. Me he divertido todo cuanto he podido y además me he codeado con lo más selecto de mi generación (…) En fin, que he vivido muy bien, quizá porque tampoco mis exigencias han sido muchas. En cambio, en lo que se refiere al dinero, no he tenido ninguna suerte; allá donde había un duro a ganar fracasaba estrepitosamente. Ya ve: a mis años sigo viviendo de esto, de las colaboraciones, cosas que me encargan. Menos mal que me divierte escribir esos articulitos costumbristas que caen tan bien a los lectores.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Crónica. Albacete

Ni blanco ni negro, quizá cárdeno
Por Paz Domingo

Plaza de toros de Albacete. 11 de septiembre de 2010
Toros de Adolfo Martín para José Luis Moreno, Rafaelillo y Antonio Ferrera

A la salida de la coqueta plaza albaceteña, los ánimos de los aficionados allí reunidos se encontraban divididos. La discrepancia estaba en el si había gustado la corrida de Adolfo Martín, o si había fracasado el juego de sus animales. Y ambas posturas quedaron intactas, sin influenciar unas sobre las otras. Los toros saltillos de Adolfo Martín salieron bien presentados, excelentes en cabezas, de configuración a la antigua, veletos, soberbios de intimidación, entrepelados cárdenos, de textura brillante. Tenían casta, ni amarga, ni dulzona, más evidente en los tres primeros ejemplares. Tenían también nobleza, muy definida, por ejemplo, en el último ejemplar. Buscaban enfrentamiento bajo los petos, algunos empujaron pero sin grandes determinaciones, y la mayoría sirvieron para ejecutar faenas en la muleta. Les faltaron a los saltillos pies, acometividad y picante.
Así, yo me encuentro en la parte de los que vimos interesante esta cita de los santacolomas en esta plaza manchega, bellísimamente engalanada para celebrar el tercer centenario de la feria de septiembre, original y puramente ganadera. Según los comentarios que se han filtrado, tres de los animales que se lidiaron en Albacete fueron desechados por los veterinarios madrileños de la corrida de toros que echaron para atrás en la cita que tenía Adolfo Martín en el ciclo de San Isidro. Las excusas de entonces fueron los kilos insuficientes que aportaban los animales para este festejo. Un dato importante que se puede escapar, si no se analiza, es que los saltillos de Albacete estuvieron entre 480 y 520 kilos, y que por tanto, la justificación de entonces tampoco debía ser para tanto, pues todo el mundo sabe que el remate de kilos en este encaste no puede ser causa de su discriminación.
Sin embargo, una corrida tan bien presentada, sin complicaciones insalvables, y muchas toreables, se dio de bruces con los ímpetus inciertos de los tres matadores. José Luis Moreno intentó el sitio verdadero, pero no le aguantó el corazón, ni el deseo, ni sus buenas maneras en los lances del capote, incluso sus atisbos de clasicismo, haciendo más evidente sus contradicciones en su segunda intervención, con un toro algo más incierto por una lidia desastrosa, y lo estropeó con enganchones, tirones, más miedos insospechados. Quedó Rafaelillo muy desajustado, derrochando la casta de su primer toro, suprimiendo el temple, olvidando el mando, para después desasirse del compromiso que le imponía en su segunda intervención un toro que quería pelea en el caballo y al que le regaló castigo en exceso. Después, justificó con muchos aspavientos toscos lo que no pudo la verdad de las distancias, ni el temple necesario, ni el dominio obligado. A Ferrera le tocaron los dos ejemplares de nobleza más evidente, especialmente el sexto, que resultó espectacular en esta materia. Dejó desacoples frenéticos en el segundo tercio -que presume de controlar-, posturas grandilocuentes en terrenos de las afueras, tirones violentos, ineficacia y la evidencia de que la suerte cae del lado de la mantequilla.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Sobre los recursos de inconstitucionalidad

La respuesta
es adecuada y obligada
La Unión Taurina de Abonados y Aficionados de España acaba de enviar una nota de prensa a los medios informando de una reunión con la Defensora del Pueblo (en funciones), María Luisa de Cava, donde se le exponía “la conveniencia de recurrir ante el Tribunal Constitucional” la ley aprobada por el Parlamento Catalán de la prohibir las corridas de toros en esta comunidad autónoma. Esta asociación taurina (que agrupa a 11 asociaciones regionales) pretende que este organismo interponga el “recurso de inconstitucionalidad”, y cuyo plazo terminaría el próximo 6 de noviembre, pues mantiene que tiene que ser el mismo Tribunal Constitucional quien “se pronuncia sobre la primera ley que atenta contra la integridad de nuestro patrimonio cultural taurino y que discrimina a los aficionados por motivaciones ideológicas ajenas a los valores de tolerancia y pluralismo de la sociedad española actual”.


Es gratificante comprobar que las asociaciones taurinas se están movilizando ante esta ley prohibicionista (local) que en la opinión de muchos va contra nuestras libertades sociales, culturales y personales que podemos tener, experimentar, desarrollar y disfrutar todos aquellos hombres y mujeres que viven, viajan, trabajan, pagan, nacen y mueren en este país de tradiciones e historia singulares y únicas. Hay incluso una propuesta es este sentido por parte de la Asociación Parlamentaria Taurina, y cuyos miembros pretenden aglutinar a congresistas y senadores para presentar también una propuesta de inconstitucionalidad de esta absurda ley proteccionista (insisto estrictamente local). Me consta que están trabajando en ello, pero quieren ser ambiciosos, es decir, congregar también a las señorías del grupo socialista filo taurinas (que las hay) y que la propuesta no parezca orientada por una misma agrupación política. Les deseo mucha suerte y que lo sigan intentando. Esta plataforma tendría su sentido si efectivamente consiguen concretar este recurso de inconstitucionalidad, auspiciado por el mayor número de señorías. Ya sabemos que el grupo socialista está cerrando filas y posiciones alejados totalmente de la coherencia, de la responsabilidad política, el sentido común, la historia, y hasta la valentía en la defensa y respeto que tienen las corridas de toros en nuestras vidas, en nuestra historia, patrimonio, literatura, todas las artes al completo, incluso a la riqueza material e inmaterial que ha aportado a nuestro enriquecimiento como personas y como Estado.

Los responsables políticos y jurídicos de este país deben recordar (parece que quieren olvidarlo apresuradamente) que están obligados por cargo a defender, fomentar, desarrollar y favorecer la fiesta de los toros, porque es patrimonio cultural, social, artístico incluso político, pero sobre todo compete a las libertades personales, a la capacidad individual de disfrutar de un espectáculo absolutamente reglamentado, y por tanto, absolutamente legal. Y están obligados a la acometida de su defensa cuando su existencia corra peligro (como es el caso que nos ocupa en Cataluña), sean o no sean taurinos, pues son ante todo los garantes de nuestra libertad, de la suya y de la mía.

Que no se nos olvide, Ahora estamos pidiendo amparo a las altas instituciones del Estado. En primera súplica hay que demandar responsabilidad, defensa de la legalidad vigente y la devolución de las libertades individuales que nos han arrebatado con esta ley injusta, prohibicionista, política en su base, deplorable en su desarrollo, absurda por lo que deja al margen, de costes elevadísimos a todos y catastrófica por su irreverente ignorancia. Animo a todas estas iniciativas. Los mismos responsables políticos y sociales deben abanderar esta causa porque son los responsables de que este espectáculo singular y único pueda existir, desarrollarse y transfundirse a los hombres y mujeres que vendrán, aquellos que libremente quieran amar esta fiesta hermosa, o simplemente, a aquellos que quieran respetar lo que significa y todo lo que es y fue. Insisto. Estos responsables políticos y sociales están obligados a acometer estas garantías. Lo quieran o no. Sean pro o anti taurinos. Lo que deseamos es estos garantes defiendan la verdad, las libertades individuales y los derechos inalienables que a todos nos corresponden.

Quiero, por último, abundar en el apunte que hace esta Asociación -que preside José Luis Moreno-Manzanaro- en su comunicado: “la ley catalana es la primera que plantea la abolición de las corridas de toros en nuestra historia constitucional”. Y lo explica: “Como ha declarado recientemente D. Lorenzo Olarte , ex Presidente de la Comunidad Canaria y promotor de la Ley de Protección de Animales de 1991, tal prohibición no existe en Canarias, donde podrían celebrarse festejos taurinos si lo demandaran los aficionados y los empresarios taurinos tomasen una iniciativa en ese sentido. Así pues no se puede alegar sin pecar de tendenciosidad un precedente que sencillamente no existe.”

Pues sí señores, esta ley (8/1991, de 30 de abril de protección de los animales), tan recurrente y tan plagiada en sus supuestas reivindicaciones, paradójicamente ha sido la ley de referencia, que todo el mundo desconoce su contenido y que además la citan como si fuera la verdadera alma franciscana. Es extravagante que se asuma que la ley es prohibicionista con las corridas de toros, cuando no se menciona la palabra toro en ninguno de sus artículos; que esta norma tiene por objeto “la protección de los animales domésticos (aquellos que dependen de la mano del hombre para su subsistencia) y, en particular la regulación específica de los animales de compañía” (artículo 1 y 2 de las disposiciones generales); y tiene gracia el asunto que esta ley se promoviera contra las peleas de gallos y su crueldad (no contra los toros) y, sin embargo, la ley autoriza la “realización de las peleas de gallos en aquellas localidades en que tradicionalmente se hayan venido celebrado”.
Esta es la paradoja de esta absurda circunstancia: intentar prohibir las peleas de gallos para autorizarlas por ley y que de paso se entienda que se prohíben las corridas de toros porque algo había que interpretar. Para que lo entiendan, dice la ley en su artículo 5.2 todo lo relatado de que “podrán realizarse peleas de gallos”. Pero, no se lo pierdan. El mismo artículo (5.1), es decir, el párrafo anterior dice” “Se prohíbe la autorización de animales de peleas, fiestas, espectáculos y otras actividades que lleven maltrato, crueldad y sufrimiento”.
Ya lo dijo el sabio: “Difama que algo queda”. Y el otro sabio de más allá le respondió: “Esto no hay quién lo entienda”. El uno era sordo y el otro ciego.
Les dejo la dirección de esta portentosa ley que todo el mundo cita y que nadie ha leído. Con el lema: ¡Pásalo! A ver si hay suerte y se la leen de un vez. http://www.gobiernodecanarias.org/boc/1991/062/boc-1991-062-001.pdf

martes, 7 de septiembre de 2010

Calasparra y su afición

La fiesta en la calle
Vengo de darme un homenaje a lo grande, de disfrutar del espectáculo hermoso de la fiesta en la calle, de la explosión de alegría, festividad y emoción, de hacer más grande mi alma torera, de impulsar mi afición comprobando cómo se exalta la reunión festiva en las calles de Calasparra, cómo se vibra con sus encierros, cómo toman forma el mito y la realidad del toro, cómo se ensalza el ímpetu alborozado de la vida, cómo se festeja la emoción, cómo se trasmiten los ímpetus y cómo se contagia la belleza.
Estuve en los dos primeros encierros, pero a buen recaudo de la hospitalidad de la familia de Bea, arriba de la calle de El Lavador, en su casa de puertas abiertas, tanto como su corazón pletórico de amabilidad y afinidad. Desde su atalaya, inundada por el sol mañanero, la vista avanza rápida en la situación. Las distintas alturas de los palos llenos a rebosar, de pie, sentados, los que buscan asegurar el mínimo resguardo de madera con la mano que sujeta y que impulsará en el momento decisivo. Los mozos nerviosos que transitan inundando todos los mínimos rincones de la calzada. La multitud de colores festivos. Las pañoletas de rojo intenso al cuello. Los sonidos coloristas de los músicos que despiertan retumbes en el corazón. Apenas se intuyen los movimientos de los pies, el trasiego nervioso de los calzados deportivos que sueltan a brincos el miedo. Las miradas furtivas a la televisión que conecta la simultaneidad, el estruendo del chupinazo, los cabestros que ya asoman tímidamente por los espacios que abre la puerta de los corrales, la arrancada lenta, carreras trepidantes hacia delante, la curva que enfila la estrecha calle Mayor, el resonar de las pisadas que cogen ritmo, las carreras hacia arriba, el impulso brioso, cuerpos pegados al límite. Cuesta arriba, la pendiente no intimida porque queda la amplitud de la calzada abarrotada de riadas instantáneas, de huída hacia delante o hacia refugios laterales. Todo es un griterío, una explosión que se deja acompañar por los cencerros, por los golpes de los pastores que cierran el desfile. Enfilan hacia el embudo de la plaza, que se divisa fugaz. Se estrecha abruptamente, y los animales pugnan para contraerse en el breve espacio. La explosión de júbilo en el coqueto albero, el trasiego indefinible de miles de movimientos que improvisan recortes imprudentes. Llega el recogimiento que se produce de manera rápida, y bien parece que deseada.
Son algo más de dos minutos, novecientos metros que van desde la Plaza de la Constitución hasta el coso de La Caverina. Una explosión festiva, precedida de buenos desayunos, con paloma, rosquillas, abundancia de café. Una explosión festiva que continúa en el trasiego por la puerta de los corrales, del interés que despeja el sorteo de las reses entre pasillos volados y pequeños, encaladas sus piedras, y de delgados ascensos. Una explosión festiva que no descansa, que sigue después con arroces intensos, de vinos familiares, de sobremesas largas hablando de toros. Preparados los cuerpos, aliviados del calor inclemente, atentos por la expectación, dispuestos a recoger miles de detalles y una vivencia única. Se vive intensamente. Aquí no viene cualquiera a ver toros, se lo aseguro. Incluso, provoca extrañeza que no se produzcan los estruendos típicos de bullanga y despiste. Pues no. Todo el mundo está a lo que está. A los toros.
La tarde pasa concentrada. El sol se aleja. Se busca lánguidamente el siguiente punto de reunión. Sucede la seriedad de la tertulia, de la puesta en común, de la voz en alto, de seguir, de comentar, de satisfacer las reflexiones meditadas, de buscar refugio para refrescarse antes del descanso. Y todo sigue. Y más. Y mañana más. Y así una semana vibrante en la intensidad de esta hermosa fiesta en torno al toro, a su simbología, a su alegría, a su poderío, a su contagio.
Fiesta en la calle, alegría de todos. ¡Qué lastima de aquellos que se la quieran perder premeditadamente! No hay nada igual en este mundo de cuerdos y sanos. Nada que se le pueda comparar.
Tengo muchas cosas que contarles de este hermoso pueblo de corazón torero. Mañana más.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Crónica. Calasparra

Los jaboneros y nuestra nostalgia
Por Paz Domingo. (...) En fin, destellos de pura nostalgia. Añoranza de este encaste vazqueño que deja en la soledad del campo su singularidad genética, su rareza en pieza de museo, y su belleza en distinción hermosa. Y es que entre estos veraguas sobresalen los ejemplares de capa jabonera, con matices, con brillantez, con altanería. Esta distinción es la que nos impulsa a los aficionados, llamados por esta melancolía. Pero, sucede que este encaste, único ya en la cabaña brava, tiene un comportamiento extraño, complicado, difícil de resolver, complejo de entender, pues su bronquedad se mezcla habitualmente con algún atisbo de bravura. Así, quedamos decepcionados en Calasparra, pues la complicación que esperábamos, la expectación que sentíamos, la casta que intuíamos quedó diluida en la muestra de un ejemplar, y ninguno fue rotundo en bravura. Más bien resultaron nobletones, colaboracionistas buenos en las faenas sin rugosidad, de los aptos para ensayar el torero, pero no para afianzarlo (...) Crónica completa en https://sites.google.com/site/toroaficion/cronicas-de-hoy/2010-calasparra

Plaza de toros de La Caverina, Calasparra (Murcia), 3 de septiembre de 2010. Vigésima primera edición de la Feria del Arroz. Trofeo Espiga de plata. Primera de abono. Novillos de Prieto de la Cal para los novilleros Martín Núñez, Jiménez Fortes y Conchi Ríos. Tres cuartos de plaza.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Crónica. Linares

Todo el mundo es consciente
(...) Y sobrevivir a estas circunstancias es la noticia del día a día. Al calor, al tedio, a la estafa, a lo insufrible de este espectáculo bochornoso en que se han instaurado los especuladores taurinos, manoseando vilmente la esencia única y auténtica fundamentada en el toro de lidia, el animal más hermoso de la creación del ser humano. Así, los contados hombres y mujeres, en definitiva algunos pocos aficionados –aquellos que nos reunimos de vez en cuando por los ruedos globales- constatamos una vez más la agonía, además de la impotencia de no atisbar luz en el desierto y de soportar el soberbio ridículo de pagar por este descaro. Se evidencian dos cosas; todo el mundo es consciente de la grandeza que se atesora en este desbordante universo, y también se certifica su enfermedad incurable y su consiguiente desenlace fatal. (...) Crónica completa en https://sites.google.com/site/toroaficion/cronicas-de-hoy/linares-2010

Toros de Luis Algarra, para los diestros Morante de la Puebla, Curro Díaz y José Mari Manzanares. Media plaza. Plaza de Santa Margarita. Linares (Jaén). 28 de agosto de 2010

lunes, 16 de agosto de 2010

El respeto y el caldo de gallina

No estoy por las prohibiciones. Seguro, que usted tampoco. Lo intuyo. Formará parte de la trama legislativa, lo sé. Quizá, lo creo. Pero que una lo asuma sin rechistar es sumisión de las gordas. ¿Por qué tengo yo que asumir que me prohíban ir a ver toros a Barcelona? (Es un poner, como decían Las Virtudes). Después de esta estupidez alentada y auspiciada por resortes muy democráticos, pues resulta que lo que me provoca es darme un homenaje a lo grande. Eso sí, donde me apetezca, que bien puede ser donde a una no le miren mal, ni por sus posaderas ni por comparaciones odiosas. A todo esto, los que prohíben piden respeto y esta misma servidora no sale de su desconcierto. Es decir, que no entiende nada. Te dan un bofetón en tus mismísimas aficiones (de las reglamentadas de toda la vida) y además tienes que ponderar rendición de la buena bajo auspicios identificables con el seudo bienestar moral que -según aseguran los susodichos redentoristas- debe prevalecer por narices.
Les dejo en la soledad con el fondo prohibicionista y con un regalo de El Caña. Para los que fumen y para los que no. Para todos. Es un extracto del capítulo Una perla de ocho mil pesetas, publicado en su libro Las tres Marías, en Editorial Prensa Española.


Una perla de ocho mil pesetas
La comida había terminado. Cinco eran los comensales. Un matrimonio y sus tres hijas. La mayor de veintitrés años y la menor de diecisiete. Cinco pitillos se encendieron presurosos. La muchacha que servía la mesa entró aquella mañana a prestar sus servicios domésticos y por poquito se le escapan en voz alta estas palabras que no salieron de su pensamiento. “¡Ahí va, mi madre, qué familia! Aquí fuma hasta el gato”. Una de las chicas notó su gesto de asombro y preguntó:
- ¿Cuánto tiempo llevas sirviendo?
- Va para los dos años.
- ¿En cuántas casas?
- ¡Huy qué sé yo, he perdido la cuenta! Y no es que sea una lagartija que no se puede estar quieta en ningún lado. Lo que pasa es que una, pues, claro, una, ya se sabe, lo que quiere es ganar cada vez más, que es a lo que está una. Empecé por cuatro mil, porque una venía del pueblo atolondrá y no sabía de la misa la media y conforme me iba enterando por las compañeras y las amigas de que no hay que tener pelos en la lengua pa pedir por arriba, pues he ido saltando allí donde me daban más y ya estoy con ustedes en las ocho mil.
- ¿Y piensas plantarte o continuar saltando?
- Por el momento no tengo queja, pero, lo natural, una también tiene humos, aunque no tantos como ustedes.
- Ya se ve que no tienes pelos en la lengua. ¿Lo dices porque fumamos todos? Supongo que en esas casas donde has estado también fumarían las señoritas. No creo que te extrañe.
- No. Si no me extraña… es decir, sí, me extraña que fume el señor. Sólo recuerdo uno que fumara. De las señoritas todas, sin faltar ni una. Yo también fumo, pero de verdad, tragándome el humo, no como ustedes que lo hacen por presumir.
- ¿Qué tú también fumas? No será delante de nosotros –chilla la señora-.
- ¿Por qué no? Una compañera dice que el fumar es cosa de mujeres, no de hombres. ¿Es pecao? Pues si no es pecao lo mismo que fuman ustedes puedo fumar yo, digo, me parece a mí.
- No es pecado, pero es falta de respeto.
- Sé muy bien cuando tengo que fumar. Ya sé que sirviendo a la mesa está mal visto. Me lo dijo una señora, muy señora, mejorando lo presente, que me regalaba todos los días una cajetilla de caldo de gallina, porque a mí me tira el humo negro, no el rubiales que me resulta un si no es sosaina. El tabaco ayuda mucho al trabajo. Una servidora no podría fregar sin un pitillo…
- Bueno, muy bien, cuando estés sola en la cocina puedes hacer lo que quieras, pero cuando entremos una de nosotras, o salgas a los quehaceres de la casa, el pitillo lo dejas en el fregadero.
- Eso según y cómo. Las camas las tengo que hacer fumando.
- -¡Dios mío de mi alma! Pero, hija, ¿no comprendes que puedes quemar las sábanas en cuanto te descuides?
- Alguna vez me pasa, pero con echarlas un remiendo en paz, y sobre todo, a mí hay que tomarme como soy, con pitillo y todo y, si no, pues tan contenta. Me buscaré una casa de nueve mil, que las hay, y de seguro no con tantas exigencias.
Silencio. El matrimonio y sus tres hijas fumaban nerviosamente. Sobre la mesa se extendió espesa nube de humo. La muchacha empezó a toser.
- ¡El demonio del tabaco rubio! No sé cómo pueden ustedes tragárselo. ¿Quieren de los míos? Voy por ellos.
- No, no. Muchas gracias. Trae el café.
- De seguida.
Cuando dio media vuelta y desapareció, la señora se llevó las manos a la cabeza.
- ¡Jesús! ¡Jesús! Esto es increíble. Estamos perdidos. Dos meses sin encontrar esta perla de ocho mil que nos ofrece caldo de gallina. ¿Qué hacemos? ¿La despedimos ahora mismo?
- Calma, calma, un poco de calma –recomienda el señor.
La perla volvió con el café.
- A ver si les gusta. Lo he hecho como en mi pueblo. De puchero, que es como sale mejor.
- ¿De puchero? Pero si te dije que lo hicieras en la máquina…
- Déjese usted de máquina. Tómenlo y verán lo que es bueno.
En efecto, el café de puchero estaba riquísimo. La perla puesta en jarras, esperaba la opinión. El señor dijo:
- Estupendo. Hacía tiempo que no tomaba un café tan exquisito.
La perla sonríe con suficiencia.
- Natural, señor, si una sabe lo suyo. Y ahora se van ustedes a fumar estos pitillos de caldo de gallina que les obsequia una servidora. Y verán si no tengo razón. ¿Les cambio yo el papel o se lo cambia cada uno?
El jefe de la familia se echó a reír. Su mujer lo fulminó.
- ¿De qué te ríes? No veo que la cosa tenga ninguna gracia, sino todo lo contrario. Esta muchacha…
- Un momento, mamá. No sigas. Vamos a fumarnos los caldos de gallina. No nos podíamos figurar que el café de puchero saliera tan rico. A lo mejor nos pasa lo mismo con estos pitillos y con probar nada se pierde. ¿Me quieres enseñar a cambiar el papel?
Su madre intentó oponerse y fue acallada por sus hijas y por su esposo. Ya están encendidos los cinco caldos de gallina. La muchacha sigue en jarras esperando los juicios. El padre es el primero que lo emite.
- Desde hoy no vuelvo a fumar más que caldo de gallina.
Asentimiento general. La señora de la casa otorga.
- Oye, rica, si no te molesta cuando hagas las camas procura dejar el pitillo en la mesilla y de vez en cuando le pegas un tiento.
- Como diga la señora. Una está para dar gusto a los señores.


Antonio Díaz Cañabate
Las Tres Marías

Editorial Prensa Española. 1976