viernes, 14 de mayo de 2010

En sus trece

La Unión de Criadores de Toros de lidia ha dado un capotazo al aire. Vamos, un mantazo de cuidao. Intenta explicar en un escueto comunicado, el por qué de “la inadecuada presentación de las corridas de la temporada”. Asegura esta asociación de ganaderos (la más antigua, grande y activa de cuantas hay) que el origen de estas circunstancias “que pueden hacer influido” hay que buscarlas en las condiciones climatológicas (lluvias abundantes) que “han alterado radicalmente las condiciones de alimentación y manejo de las reses”.
Este tema tan recurrente para los ganaderos desde hace varios meses ya había sido publicitado con tiempo, para que los consumidores de materia bovina en miles de ruedos estuviéramos prevenidos de la eventualidad que estaría por manifestarse, que se traduciría posiblemente en falta de remate y de hechuras, incluso de kilos y de pitones, hasta de pezuñas.
La mayoría de las reses lidiadas hasta el momento en los cosos españoles (desconozco el resto) vienen a confirmar que la escasez de trapío, el menos aporte volumétrico de los animales es evidente. Pero, como tenemos memoria, resulta que la mayoría de dichas camadas padecen signos de invalidez desde hace años y de manera insistente; que estas excelsas crianzas eran ya amorfas en tipología desde que se dedican a hacer experimentos indeseables; que acostumbran a besar el suelo allá por donde van; y que en sus entrañas no hay nada salvable de casta.
Pero como los argumentos se acaban –mientras los bolsillos se siguen llenando- y se hace tan patente que se ofrece mucha carne de molienda por toro bravo, estos ganaderos se han apresurado a explicar el difícil invierno pasado. Y lo hacen de manera científica, para que vean. Dicen, que:
“El toro de lidia, como cualquier bovino, tiene una capacidad limitada de asimilación de energía y las condiciones ambientales de los últimos meses ha hecho que el gasto de energía sea muy superior a la capacidad de reposición, por muy buena que sea la alimentación que se proporcione a las reses. En consecuencia, no se trata tanto de la calidad de la alimentación (hierba o pienso) como de límite físico de reposición de energía.”
¡Cielo santo! ¿Hay alguien que entienda este galimatías?
Yo pensaba que el toro de lidia era poderoso, enorme, descomunal en fuerza y genio. Extraordinariamente cuidado y mimado. Y resulta que está influido principalmente por “un límite físico de reposición de energía”. Aunque esto sí creo que lo entiendo. Supongo que quieren explicar que si los toros se caen en el primer tercio, debajo del peto, será porque acusan el límite físico de su cuerpo, si se estrellan en la segunda parte de la lidia se hace necesario la remodelación con alguna ayudita –que puede venir del presidente, por ejemplo-, y finalmente restauran energía para anclarse, blindarse y resistirse al sometimiento como verdaderos mulos de carga.
También estaba en la creencia que los toros eran los animales mejor cuidados de la creación, incluso por encima de los humanos. Los veterinarios y ganaderos están muy empeñados en imponerles una dieta adecuada, ricas, saludables, sanas, abundantes en contenido y calidad; en asegurarles parajes naturales, tan extraordinarios como hermosos; en recetar descansos obligadísimos y copiosos; en recomendar algo de ejercicio físico; y después de todo, señores ganaderos, sus esfuerzos no han servido para garantizarles su plena salud. Pues nos hemos quedado de piedra cuando hemos leído en este comunicado que “hay que considerar también el estrés que produce en los toros la imposibilidad de reposo adecuado”. ¡Cielo santo, quién lo hubiera pensado!
¡Dichoso estrés! Lo vemos todos los días. El estrés en el vecino, en el compañero de trabajo, en el jefe, en el conductor del autobús, en el corredor de bolsa, en el niño, en la pareja, en el aficionado de Las Ventas, en los toros, en las gallinas ponedoras. En fin, por todos sitios. Pero, parece no afectar a todos por igual, pues este mal moderno no parece conmover a los responsables de esta debacle ganadera de bravo.
La verdad es que la mayoría de ustedes están criando -a sabiendas, porque saben mucho de esto- mulos de carga, animales descastados, toros desnaturalizados, mamíferos inválidos que no dicen nada, pero que aguantan las críticas que a ustedes les llueven (en forma de temporal) precisamente porque el invierno ha sido duro de clima, y porque dichos chivos expiatorios son tan vulnerables que evidencian –los pobrecitos- “límites físicos de reposición de energía”.
Los que estamos viendo esta manipulación horripilante que han hecho de la esencia del toro de lidia, de su fortaleza, de su esencia, de su carácter original y portentoso; los que estamos sufriendo este desahogo que ahora quieren explicar desvergonzadamente; los que pasamos por taquilla y que sustentamos este negocio; los que respetamos su oficio más que ninguno que se pueda desarrollar; los que amamos este mundo espectacular y grandioso porque nos lo pide el cuerpo; los que lo defendemos porque creemos en su autenticidad, pues también, señores ganaderos, estamos al límite de nuestras fuerzas y buscamos desesperadamente algo a alguien -marciano, terrestre, criollo o autóctono- que nos restaure en energía. Estamos más que estresados. Estamos hartos. Estamos deprimidos. Estamos desilusionados. Estamos avergonzados por sus excusas adolescentes, impropias de respetables caballeros. Estamos al borde del abandono. Déjense de chorradas y pónganse a trabajar. A recuperar, a reponer fuerzas, que es lo que hay que hacer. Aprendan lo que olvidaron. Gasten energía en resquicios abandonados. No especulen más. Sean superiores en criterios certeros. Y repongan la verdad que atesora el verdadero toro de lidia. Si es que aún es posible. Si es que aún les importa.
Pueden leer dicho comunicado en:
http://www.toroslidia.com/modules/news/article.php?storyid=1619

1 comentario:

  1. El problema es que estas ganaderias no tienen reservas de casta en sus toros, y no hay solucion.Por eso inventan lo que inventan para no perder su sitio en el actual sistema, pero esto se cae por si solo .

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