Que
nos den… tila
A
quienes les quede un poco de afición que les den… tila. A quienes sientan algo
de nostalgia, aunque sea aséptica, por este vapuleado mundo de toros, que se
vayan preparando una dosis letal, que les va a hacer falta. Y a quienes pretendan
hacernos comulgar con este fantoche de fiesta, por favor, que tengan la
amabilidad de meterse en vena un jeringazo de pulcritud. Veamos.
La situación es la siguiente. Empieza el revoloteo de ferias; presentación de carteles de lujo que no hay por dónde cogerlos ni comprarlos; comunicados personales que se hacen públicos; y públicos que no se entienden; grotescas presentaciones de temporadas que dan poco que hablar; programaciones que nacen para ser reinventadas y dar una lección a los incrédulos; modernidades varias que huelen a rancio desatino; plazas que no se llenan ni regalando la entrada; figuras que no atraen ni a las moscas; toritos buenos que dan la risa tonta; es un no parar…
La situación es la siguiente. Empieza el revoloteo de ferias; presentación de carteles de lujo que no hay por dónde cogerlos ni comprarlos; comunicados personales que se hacen públicos; y públicos que no se entienden; grotescas presentaciones de temporadas que dan poco que hablar; programaciones que nacen para ser reinventadas y dar una lección a los incrédulos; modernidades varias que huelen a rancio desatino; plazas que no se llenan ni regalando la entrada; figuras que no atraen ni a las moscas; toritos buenos que dan la risa tonta; es un no parar…
De
tanto ajetreo, llevo varios días a base de tisanas dobles y tan placenteros
efectos están surtiendo que ya me da casi todo igual. Vamos, que me resbala lo
que antes me inflamaba o, mejor dicho, que si se empeñan en pasar el rodillo
para dejar la fiesta más rasa que una noche de verano pues ¡adelante!, que no será
por falta de ancho de vía. Que quieren hacer la cosa de esta farsante manera,
¡pues tienen Castilla a discreción! Pero no me cuenten milongas. No me digan
que de ese público tan rico, tan mono, tan influido de tendencias saldrá el
futuro aficionado porque ha presenciado una faenita de un presunto Superman a
un probable toro y en la cual el primero ha molido a mantazos con su capa roja
al segundo, sencillamente porque se dejaba. No me digan que la escena les excita
hasta el delirio porque para mí que se aburren como todo quisque, incluso más. No me digan que esta fiesta es emocionante
cuando la realidad invita a pasarse a las líneas enemigas y pirómanas. No me
digan que todo este empeño de los responsables políticos, empresariales y demás
personajes del estamento taurómaco responde a la voluntad de poner en lugar
seguro y cultural la fiesta de los toros cuando yo lo que veo es un caso
incontestable de invalidez, ineptitud e indecencia.
Sí,
sí, todo muy in. Insomne, impotente e indefenso está el aficionado, tanto como
la fabulosa fiesta de los toros
incomprendida, incendiada y que languidece por inanición; tanto como todos los
personajes que mienten y engañan con rotunda traición aunque no se les pueda
llamar ingratos, insufribles e imbéciles. Pues nada, ya pueden darse una dosis
extra de (in)fusión en sálvase la
parte torera. Tome tila, que es muy sana y muy barata, pues lo que tenga que
ser, será. Y lo que será, queridos amigos, ya se ve: una plaza de toros sin
toros y una fiesta de aficionados sin afición.
Paz:
ResponderEliminar¿Conoces algún sitio con la tila abuen precio? La duda que tengo es si administrármela vía oral o intravenosa.
Un saludo
Enrique, te la recomiendo vía rectal, efectos mucho mas rápidos y con ligero cosquilleo que puede, en caso muy aislado, llegar al orgasmo. No tengo ni idea si existe, pero era mucha la tentación.
ResponderEliminarJosep:
EliminarLo tomaré como una gracia sin mala intención, porque no me apetece tomarlo de otra forma. Gracias por el consejo.
Gracias como siempre por tu artículo, Paz. Los aficionados nos alegramos mucho de leerte. Y sigo reclamando para ti la tribuna de El País, creo que te la mereces.
ResponderEliminarSaludos