A sus Majestades de Oriente
Queridos Reyes Magos:
Hoy, en esta festividad llena de ilusíón, en el día que recordamos cómo una estrella guió vuestros pasos para adorar al Niño Dios nacido en Belén de Judá, os pedimos Majestades un ánimo ardiente que esperance nuestra ya cansada alma torera. Son muchos los desasosiegos que encontramos en el camino, muchas las inclemencias del tiempo, muchos desventurados empeñados en esconder la dignidad del espectáculo de los toros. Los escasos aficionados estamos desencantados y sentimos que nuestra ilusión se queda desarmada. Somos valientes, pero la tristeza se apodera de nuestras fuerzas. Por ello Majestades, con humildad, únicamente os pido que un poco de verdad tutele a los responsables institucionales; que un poco de amor en el oficio taurino sea la razón de ser de las demandas profesionales; y que un poco de calor afiance nuestra fidelidad enamorada. Dadnos Majestades –a todos los hombres y mujeres, sencillos y aficionados- mucha salud para seguir disfrutando de la grandiosidad del más hermoso espectáculo que un ser humano ha conseguido imaginar y desarrollar.
Atentamente, un alma torera.
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