domingo, 18 de mayo de 2025

Feria de San Isidro 2025. 13 de mayo. Cuarto festejo de abono. Novillada

 

Presentaciones

Por Paz Domingo

Este trece de mayo, día de San Pedro Regalado, patrón de Valladolid y, según señalan algunos devotos también patrón de los toreros, es un día de presentaciones. Los tres novilleros llegaron a torear esta novillada a Madrid sin haber pisado este ruedo, jamás de los jamases como diría un castizo. Algo raro es, si me permiten esta licencia reflexiva. Quizá estos ilusionados aspirantes a esta profesión tan arriesgada deban rezarle al patrón para que aquellos apoderados a quien tienen encomendado su futuro no les dejen tan solos y desprovistos de desvelos y formación.    

Pues bien, los aspirantes pisaron ruedo y poco ruido hicieron. Se concedió una oreja a uno de estos novilleros que componían la terna, pero más bien fue por la única embestida razonable entre los ocho novillos (seis titulares de Alcurrucén y dos sobreros) que también pisaron la arena venteña.

No hay casi nada que contar. Salvo algunas anécdotas del tercio de varas. Primer novillo, titular, para Sergio Sánchez; picado por José Adrián Majada; señado y sin empuje; después igual, soltando la cara en el estribo. Segundo novillo titular, para Aarón Palacio; picado por Mario Benítez, puyazo trasero perdiendo las manos, protestado; y en su segunda actuación volvió al suelo. Devuelto rápidamente por el presidente que no estaba por perder el tiempo en las probaturas que solicitaba el novillero. Segundo novillo bis, sobrero de la misma ganadería; insulso, de puro trámite en el primer encuentro y en ya sin compromiso por ambas partes en el segundo topetazo.

Tercer novillo, titular, picado por Rafael Campos ‘Carioca’; señado, sin haber sido presionado, perdió las manos en varias ocasiones incluso antes de la segunda vara reglamentaria; y devuelto. Tercer novillo bis, sobrero de Montealto, aprovechó la confianza del sencillo trámite de Carioca, empujó con ganas haciendo perder el asiento al picador que casi cae de bruces; después ambos se quedaron desentendidos; arreciaron las protestas de tanta carne sin vigor ni casta. Cuarto novillo, titular, picado por Álvaro Marrón; señalado para finalmente también acusar mucha flojedad. Quinto novillo, titular; picado por Manuel Jesús Ruiz ‘Espartaco’; y salvado por la campana de la venganza del propietario del castoreño que puso una soberbia pica en el suelo y varios picotazos en los lomos traseros; y se quedó ligeramente entero en fuerzas para facilitar un espejismo en el tercio de muleta.

Finalmente, el sexto, titular, y octavo según las cuentas del público sufridor, pasó desapercibido porque no se le protestó pues suspendía en presentación por esos pitones reajustados en tamaño, biometría y salubridad; en casta por su falta de gracia y viveza; y en su potencia porque resultaron tanquetas estancadas en fecundos barrizales.

13 de mayo. Novillada con picadores. Ganadería de Alcurrucén para Sergio Sánchez (presentación en Madrid), Aarón Palacio (presentación en Madrid) y Javier Zulueta (presentación en Madrid).

Feria de San Isidro 2025. 11 de mayo. Tercer festejo de abono

 

De chiripa

Por Paz Domingo

La tarde de toros empezó sin fortuna y terminó sin gloria. Un toro que abría plaza se zambulló en la arena del coso en la primera carrera tras su salida de toriles. Despanzurrado, o descordado, fue el mal presagio para lo que se venía encima respecto a la esencia primigenia de la casta en un toro bravo. La sucesión de titulares y los dos sobreros resultó ser de idéntica falta de escrúpulos ganaderos, incluido ese ínclito animal que a punto estuvo de darle de chiripa otro argumento triunfador de escasa enjundia a Miguel Ángel Perera.

Comenzaré por la actuación a este mencionado animal, segundo del lote de Perera. Su picador Alfonso Sánchez lo tuvo soberanamente fácil. Señaló trasero y bailó en redondo. En ambas ocasiones se protestaron sendas seudo varas por chuscas porque, efectivamente, lo eran. Curiosamente el torito quedó aguantando la escasa fuerza que poseía y contestó de manera bobalicona a ese toreo abigarrado, robótico, insulso y engatusador de Perera. El público pareció volverse loco, aunque quedó salvado inesperadamente de un mal de conciencia cuando el matador extremeño dejo una estocada trasera, muy trasera, tras dos pinchazos, perdiendo de chiripa la Puerta Grande.

Ángel Rivas, primer picador de la cuadrilla de Perera, dio cuenta del primer sobrero de Chamaco y dejó en el lomo de este animal de características mansas, trotonas y resabiadas, dos puyacitos de cualquier manera después de sudar tinta el maestro y la cuadrilla para acercarlo al peto.

Juan Melgar salvó con cierta sabiduría la horripilante suerte a que han conducido los protagonistas del toreo al tercio de varas. Picó al primer toro de Paco Ureña, cogiéndole bien y soltándolo a tiempo. Pero el astado prometía algo más saliendo del peto y de banderillas muy incierto para terminar durmiéndose en la también dormida muleta. Cuando le tocaba el turno a Cristian Romero con el quinto titular de la tarde, una parte del público andana muy enfadada porque no se había consumado el gran triunfo de Perera mientras que la otra parte también mantenía un soberbio desagrado por la condición ganadera de falta de casta. El picador, a ritmo de carioca, lo deslomó aparentemente. El presidente vio venir el escándalo y se adelantó a los acontecimientos devolviendo el animal a los corrales, cuando apenas el animal rozó de rodillas las profundidades de la acorazada de picar, posibilitando la aparición del segundo sobrero también de Chamaco. Pero Romero quiso hacerse notar. No atendía al maestro, ni a la furia del público cuando se rebasan las rayas del tercio. Él aseguró con mucha teatralidad su actitud desafiante de señalar, que no masacrar, incluso en una tercera posibilidad para dejar salir despavorido e incierto a ese animal de tan triste alma. El resto fue todo imposible.

Notable fue la tunda que le propinó el padre y picador de Ginés Marín y de nombre Guillermo. Atorado se vio, con tan excesivo celo que dejó un puyazo de señalamiento encimista, perdió los trastos, agitó la coctelera en sucesivas vueltas, enganchó finalmente tras tanta euforia y propinó una somanta al estilo castizo y demoledor. En el segundo puyazo, pasó algo muy parecido. La faena de Ginés no dijo nada ni la condición del animal tampoco. Y ya en la sexto trabajo de los toreros tocados de castoreño encontramos a Ignacio Rodríguez que resultó inapreciable salvo por los señalamientos mondos y lirondos. El animal acusó en sus resultados sobre el ruedo una vuelta de campana que había sufrido para quedar agravada con la ausencia en sus entrañas de genio, codicia y clase. Aún así, Ginés se quiso poner bonito, pero sin obtener resultados salvo por un estoconazo que quizá fue lo mejor de la tarde.

11 de mayo. Plaza de toros de Las Ventas. Madrid. Feria de San Isidro 2025. Corrida de toros. Ganadería de Fuente Ymbro  para Miguel Ángel Perera, Paco Ureña y Ginés Marín.

 

 

domingo, 11 de mayo de 2025

San Isidro, 2025 / 10 de mayo / Corrida de toros

Moldes pasteleros

Por Paz Domingo

Persiste el lamentable espectáculo que se da en el tercio de varas. Recojo el testigo donde lo dejé ayer, precisamente en Manuel Quinta, miembro de la cuadrilla de Diego Urdiales, que picó al primer toro de la Ganadería de El Pilar, inválido de los cuartos traseros. Lo tuvo fácil Quinta porque esta vez su trabajo no consistió en deslomar, sino en teatralizar la impotencia del animal. Que si el maestro lanza la pica pero cae en el costillar; que si la rectifica y la deja donde puede; que si mala suerte que ha caído en los riñones; que si no aprieto; que si retuerzo para girar, que si tapo la salida al pobre ser engañado; que si…; que si… Pero hasta para ser artista de teatro hay que tener tablas. Y a ese animal destartalado de fuerza lo dejó don Manuel hocicando repetidamente contra el suelo, situación que aprovechó don Diego para exagerar medrosamente delante de aquella caricatura. Empezó el escándalo diario.

La suerte de varas debería pasar a llamarse la suerte del molde pastelero. Esto tiene una explicación. El primer varilarguero va a ciegas. Pero no el segundo, que actuará siempre como él mismo cree que debería haber ensartado al primer ejemplar de la tarde. No tiene en cuenta que es otro animal, supuestamente de condición física y temperamental diferente. No. El maestro del castoreño solo acusa en estos momentos las consignas de la propia cuadrilla que incita a deslomar o pellizcar, según corresponda. Es decir, la tipología del molde donde se van a colocar las masas a cocer queda definida para toda la tarde según las condiciones que demuestre el primer animal en orden de lidia y haya sido interpretado el castigo que va a merecer todo bicho viviente que salga después. Dan igual los matices. La consigna moldeadora prevalece. Así, seguidamente se aventuró en segundo lugar, don Juan Pablo Molina, de la cuadrilla de David Galván, que tomó muchas precauciones cogiendo la vara por la punta, asiéndola con el sobaco, dejándola caer tal cual para encampanar en la pértiga 90 kilos de ser humano y 600 de materia caballar. ¿Tenía miedo a quemarse? Dejó dos pellizcos.

Las formas son muy importantes. Israel de Pedro retomó los apuntes que había dejado su predecesor y maestro del primer tercio y aplicó lo mismo al tercer toro de la tarde. El picador dio algún tropiezo más fuera del morrillo, del toro se entiende, pero sin consecuencias para su honor. Muy habilidoso en las rectificaciones estuvo Puchano en su actuación al cuarto animal de la tarde porque la coronó con muchas y repetidas puñaladas como un martillo de percutir.  

La tarde no remontaba con estos insulsos animales a los que no habían cogido la medida exacta para controlar sus escasas fuerzas y que aburrían con sus desganadas potencias de nobleza. Llegó Manuel Sánchez para perpetrar el simulacro de vara a remanguillé que echó al toro de El Pilar al corral y repitió idéntica e inclasificable actuación al sobrero de Castillo de Huebra.

Pero, ay, siempre hay un roto para un descosido. El sastre resultó ser Agustín Collado que emprendió un golpe con extrema violencia en el costillar del animal de consecuencias incontrolables pues el toro salió cojeando del trance y el maestro preocupado por el escándalo que se montó y la certidumbre que le caería una sonora bronca del maestro que a esas horas soñaba con la segunda oreja que le abriera la Puerta Grande. El presidente cambió de toro. “A ver qué haces Agustín”, le señalaban desde el tendido algunos personajes castizos que aún quedan. Pues bien, lo que hicieron el maestro picador y los demás subalternos fue cogerle al toro segundo sobrero una tirria medrosa sencillamente porque al animal de Villamarta le faltaban unas horas para cumplir los seis años. En fin, un día más de gloria en el desastre del tercio de varas acontecido en el primer coso taurino del mundo.

El resto, brevemente. Urdiales estuvo porfiadamente medroso. Sin remedio y voluntad. David Galán merece verle torear porque demuestra: que no da trapazos; que tiene clase de gran torero; que está muy inteligente ante la escasez de materia aprovechable para el toreo que le ofrecen; que resuelve bien; que tiene temple; que es muy agradable ver a profesionales que no se empeñan en chapuzas toscas.  Y Víctor Hernández dejó claro que está sobrado de valor, pero necesita mandar en técnica y en ejecución.

sábado, 10 de mayo de 2025

San Isidro 2025 / 9 de mayo / Corrida de toros

La inteligencia taurina y artificial se define más papista que el Papa

Por Paz Domingo

Lo he decidido. Vuelvo a la actividad de la escritura en este recóndito espacio aficionado a la integridad del espectáculo taurino y reivindicación de la verdad en la fiesta de los toros. Y he decidido que voluntaria, consciente y cortésmente les contaré lo que a mi juicio va contra casi todos los juicios, orales, escritos o fabricados con inteligencia artificial que usted encontrará sin dificultades en cualquier soporte digital y, además, taurino. ¡Ah!, y sin ánimo de ponerme espesa.

Usted ha oído decir que el desarrollo de la llamada Inteligencia Artificial es el futuro o el futuro no será. Usted está observando, posiblemente atónito, cómo surgen en preocupante abundancia papistas que diseñan cómo será la figura del nuevo Papa, o no será Papa nuevo. Y a usted, si además va a las corridas de toros, le inquieta el acontecimiento chusco, devaluado, manipulado y desvergonzado en que se ha convertido este espectáculo es porque los responsables taurinos mantienen que debe ser así o no será. Pues si dichos responsables taurinos en el desarrollo, vigencia y evolución de la fiesta están tan convencidos como parece en distorsionar la verdad; si persisten en esta inteligencia suprema y artificial que exalta las falsificaciones; o comulgan junto a personajes más fanáticos que creyentes, me encuentro en la obligación de anunciarles que la fiesta de los toros, lamentablemente, y contra todo pronóstico de estos mismos taurinos, no será.

Les pongo un ejemplo. La primera corrida de abono de la Feria de San Isidro 2025 no será jamás un alegato decente por hacer las cosas bien; con pulcritud; con las reglas en la mano; con vergüenza torera; con un compromiso conmovedor de valentía; con una defensa férrea del conocimiento.

El primer cartel arrancaba con el diestro que en las muchas actuaciones previas se ha desmayado en la nada; el cual está apoderado por el empresario de esta misma plaza madrileña; el cual diseña el primer cartel de feria con una confirmación y que significa que aquel diestro tan vareado ya no abre plaza porque cede los trastos y apadrina a quien lo hace; el cual realiza el primer tanteo a torazos con mucha presencia, con arranques disimulados a los petos, con nobleza que les hacen perseguir los engaños, incluso que pueden aguantar alguna faena creíble; los cuales fueron descuartizados sin piedad. Si existiera justicia torista y divina deberían llevar a esos castoreños y sus lustrosas jacas hacia procesos condenatorios.

Por mi parte, esto es lo que vi: una inteligencia organizada en escenificar un ofensivo espectáculo de artificio y que consiste en revestir de hazaña lo que lamentablemente no es más que una vulgar pantomima. Algo así como hacer una faena inservible merecedora del más grande de los premios. En realidad, se ha realizado un simulacro obsceno en el calibrador de la bravura de un animal y en el conocimiento y valentía para su sometimiento.

Entre las más ciertas de las circunstancias para confirmar la mentira se encuentran las realizaciones de las varas que colocaron a los desgraciados animales y que merecen destacar unas más que otras. La más rotunda fue la actuación de Manuel Cid, miembro de la cuadrilla de Talavante. Entró el animal al peto en las dos ocasiones que manda el reglamento y se llevó alrededor de más de veinte trallazos, por entrada se entiende, quedando aquel desgarrado y percutido lomo como un atentado merecedor de consecuencias penales. Miguel Ángel Muñoz, guardó las formas en el cuarto toro, sencillamente porque vieron al animal más indefenso en fuerzas, resultando más fácil el baile tonto de la gallinita ciega. A Juan Ortega le acompañaron Óscar Bernal, con actuación poco acertada, y José Palomares, que quedó muy enganchado con la pica en las afueras de la ortodoxia. José María González, que picaba en primer lugar el toro de la confirmación de Clemente, quedó en el mismo trámite de siempre de pinchar sin apuntar. Y, como mención especial, queda Manuel Quinta, en el sexto toro, que se ha añadido a la soberbia moda de apuntalarse en el señalamiento trasero, aguantar en el quiebro de cadera izquierda, apoyarse en el estribo también izquierdo, echar todo el cuerpo hacia adelante, contorsionarlo en forma de escarpia, descargando toda la furia sobre el lomo, que como queda dicho, resulta sacudido violentamente por estas máquinas percutoras que golpean incansables con punzadas frenéticas hasta los mismos higadillos. No son uno, ni dos; la masacre se puede consumar con veinte impactos seguidos con total facilidad.

Sí, percutir es la acción de moda. Los picadores abandonan la barrena porque el público ya está muy enterado. Ya no gusta tanto. Percutir, percutir, y percutir.  Son máquinas de impacto despiadado. Le vamos a coger cariño a la palabrita. Ya lo verán. Y si quieren saber algo de la Puerta Grande que ayer abrió Talavante busquen por ahí y que tengan suerte en alcanzar la verdad. Se lo deseo de corazón. Por mi parte, como esto siga así, la fiesta de los toros encumbrada por papistas y sus desarrollos intelectuales, emocionales y artificiales sencillamente no será. Es decir, no (re)percutirá. Qué se le va a hacer. Esa es la única verdad.