Que nos indulten ya
Es un día para el recuento. Para comprobar que no todos están, que algunos han desistido, que otros pesados siguen incombustibles en sus puestos y que algunos tienen más moral que el Alcoyano, compensando las explicaciones de otros en tanta decadencia. Y a todos los que estábamos nos dio por repasar la posibilidad atormentadora del indulto a la borreguez que se avecina. Tarde o temprano. Ya mismo, o dentro de unos días. La ponderación de una grandilocuencia con menos verdad que casta hay en las dehesas. Se recordó el reportaje televisivo del toro Arrojado (que así dramáticamente se llama) de la ganadería de Núñez del Cuvillo (a la cual otros denominan “lumbre” de la cabaña brava) y en la que se recogen escenas sobrecogedoras tales como el mimo del veterinario que cura unas heridas sobre el lomo repleto de yodo, tan escasas que apenas se ven, tan pequeñas que cabe el dedo del sanitario. Total, que las imágenes se han transformado en un incunable para entender el estado de todo sin apenas extenderse en argumentos. Pero siempre hay un roto para un descosido. Un ingenio para tanta tomadura de pelo, y alguien propuso que si quieren dar un golpe de efecto de los buenos que indulten a los cuatro o cinco aficionados que todavía pasan por taquilla un domingo cualquiera para mantener este bodrio en que han convertido al espectáculo singular y único a punto de la desaparición.
Tanto nos aburrieron los actuantes con sus faenas sobreactuadas, tanto nos asustaron los descastadísimos frailes de Valdefresno, que hay quien se remontó a las posibilidades de Manzanares, al cual no le hemos visto por Madrid desde siempre. Claro, dijo otro, eso es porque Tomás no está. ¿Y quién se acuerda de José Tomás? Nadie, parece. Ha dejado de existir para las ponderaciones mediáticas, para las campañas unidireccionales.
La que nos espera es buena. Se está rumiando el desenlace. Unos porque lo temen. Otros porque lo argumentarían. Otros porque creen necesitarlo. Otros más porque quieren pagar menos de IVA. Que nos digan cómo, que en estos días de declaración nos vendría de perlas.
Eso, que nos indulten. Es lo que nos queda.
Crónica del primer festejo. 10 de mayo
Barrio Sésamo
(...) Los toros de Valdefresno -llamados frailes por absorción homónima de sus criadores- pues decían aquí, al refugio de las tablas, que no a peleas de terrenos sustanciales a su hipotético carácter, dejando su condición de docilidad en descatamiento, confundiendo la mansedumbre –que es casta mala, pero casta- con la idiocia del ganado vacuno encumbrado por algunos en bravo. Verdaderamente, estos frailes son de la misma familia desde hace varios años en sus actuaciones venteñas. Nada ha cambiado, nada han aprendido, nada han aportado, embrollando mucho más los discursos de los tristes voceros cuando repican que son mansos y en realidad son certificados de la bobería más alucinante. Crónica completa en https://sites.google.com/site/toroaficion/san-isidro-2011/san-isidro-2011-primer-festejo
Feria de San Isidro. 10 de mayo de 2011. Toros de Valdefresno para Juan Bautista, Matías Tejela y Daniel Luque
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