lunes, 3 de enero de 2011

A la plaza de Valencia le pondrán una cubierta

Me temo lo peor
No había concluido el arrastre de las mulillas que se lleva este horripilante año para los asuntos taurinos (aunque de los otros también tenía preparado su aquél) cuando me entero de unas declaraciones -que hizo el pasado día 30 de diciembre- la directora general de Patrimonio de la Comunidad Valenciana, Paz Olmos, tranquilizando sobre la propuesta que ha hecho la Diputación para instalar una cubierta en la Plaza de Toros de Valencia, pues aseguró –tan segura ella- de que debe mantener la "funcionalidad del monumento" pero al mismo tiempo debe ser una actuación "reversible", por lo que dada la "complejidad" del tema, su departamento no se ha fijado plazos de resolución. No se quedó ahí el asunto por “resolver” pues reiteró la directora general del Patrimonio que "si funcionalmente, la Plaza puede adquirir unas prestaciones y mayores confortabilidad, estamos en el siglo XXI y hay que pensar en eso, pero al mismo tiempo es un monumento declarado Bien de Interés Cultural (BIC) que debe ser tratado y considerado como en su momento se hizo". "Esas dos variables son las que vamos a intentar compaginar", ha concluido.
Con directoras de patrimonio así, nos sobra el Patrimonio. ¿Cómo se puede ser tan animal? ¿Cómo tan ignorante? ¿Cómo tan cínico? ¿Cómo tan astutos para creer que nos van a engañar cuando de lo que se trata es de incentivar la especulación, descaro y el beneficio propio? ¿De verdad creen que los técnicos (por muy técnicos que sean) van a ponerle seda a la mona para hacerla princesa?
La última vez que estuve en este bellísimo rincón valenciano saboreando la dulce brisa marina veraniega fue el pasado mes de julio. Era consciente de mi última vez, de esas raras alucinaciones en que se vislumbra el propio final con clarividencia en el tiempo, como si fuera la moviola que acerca a cámara lenta el futuro desasosiego. Allí estaba, suspendida en el aire caliente como las torretas de la estación que coquetean de manera insaciable; admirada de los vuelos embelesados de gaviotas curiosas, incluso solitarias, incluso misteriosas; agarrada firme a las columnas férreas, silueteadas con finos pinceles; acariciaba la luz especial que destella la cercanía del mar; entusiasmada por el sabor a horchata y a sabores cremosos; cómoda cuando remetía mis pies en los huecos que liberaba los asientos de piedra. Allí estaba, llorando por esta hermosa singularidad a la que le van a hacer una cremá al estilo singular fallero, eso sí protegiendo para que “no afecte al monumento”.
No nos hacen falta directoras de Patrimonio como la titular de Valencia. Se hace urgente y necesario la búsqueda de gente inteligente, con sentido común que diferencie entre el bien y el mal, con generosidad por el bien social, con humanidad, con oficio, con sencillez, con amor. Si lo tuvieran, la Plaza de Valencia, como las de muchos lugares se salvarían y no las transmutarían en espacios polivalentes y horripilantes. Por Dios, sobra terreno en este país. ¿Por qué no le ponen techo al campo? Digo yo.
Me duele el alma. Lo aseguro. Lloro amargamente. Pido al cielo un milagro. Apelo a la misericordia de quienes promueven estos intentos benefactores “para que entremos en el siglo XXI”; acudo a los aficionados valencianos para que se cercioren de la salvajada que supone tanto estudio de techos volanderos (techos al fin y al cabo) que no les dejarán ver el cielo y su luz; suplico a todos los hombres y mujeres que sienten el alma torera que entiendan la cuestión trascendental del verdadero respeto por estos espacios únicos y soberbios. A todos les pido el milagro. Un milagro divino o terrestre, me da igual. Pido el ninot indultat para la imponente, hermosa y formidable plaza de la calle Xativa. Por favor. ¡Que paren esta masacre!

3 comentarios:

  1. Cosa difícil la que pides Paz. He escrito varias veces sobre la boina que le quieren colocar a la joya de la corona de la diputació, y lo peor de todo es que la quieren cubrir no para preservar festejos taurinos de las inclemencias del tiempo si no para organizar multieventos, especialidad de la casa. No tienen vergüenza.

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  2. Claro que eso anuncia la fin de la corrida.

    FIN DE LA FIESTA BRAVA ! Y de lo que amamos con pasion.

    Pero continuara el negocio de todo lo que saca dinero de las bolsas: circos, desportes, festivales.... Una cubierta para no mojarse, un mundo aptisado

    Saludo aficionado

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