martes, 16 de mayo de 2017

Crónica. Feria de San Isidro. 15 de mayo de 2017

No se atrevió

Por Paz Domingo
No se atrevió Curro a precipitarse en el toreo excelso. Lo dejó aparcado a escasos milímetros de la perfección y el público entendido allí presente le recordó con igual contundencia tanto sus extraordinarias capacidades toreras como sus miedos para mostrarlas en verdad. Así es Curro Díaz, desde el nombre hasta el temple armónico, desde la elegancia hasta la finura, desde una mano sin par hasta los bajonazos supremos que dejó. Y no fue el único, todo hay que recordarlo, porque sus compañeros de cartel – Paco Ureña y López Simón- también ejecutaron las estocadas como quien perpetra la traición a oscuras y con alevosía.

No se merecieron los ejemplares de Montalvo tanta ingratitud porque todos estaban en consonancia con el manejo sin problemas de su estirpe. Los matices los pusieron las escasas fuerzas de los dos primeros, la bondad tontorrona del tercero, las inmejorables condiciones nobilísimas del cuarto y los igualmente posibles gobiernos del quinto y sexto. Sin embargo, ninguno de los tres diestros pudo con los animales en liza ni hacer el toreo cuando había condiciones. A Curro le faltaron escasos milímetros de que hablaba para que esas medias, esos naturales, esos desmayos fueran pura exactitud; a Paco Ureña le sobró la convicción de que puede torear cualquier cosa que le facilite la Puerta Grande de Madrid y le faltó anunciarse en sí mismo, aprender la lección de que no todo vale para triunfar y sobre todo superar los borrones del estoque; y a López Simón le gustan mucho los sitios en las periferias, los trajes bonitos pero arrugados y, en definitiva, tiene necesidad de un mucho de vergüenza torera para estar y matar.

El público conocedor de otras tardes mágicas de Ureña y Curro, cada cual en sus circunstancias, se entregó al enfado y a la reprimenda. Hay quien puede pensar que fueron fieras alimañas si vemos los partes médicos porque no se entiende que estos animales con tan poco carácter en sus entrañas dejaran dos percances: el del banderillero Manuel Muñoz, herido de gravedad tras una caída en la cara del toro, y Paco Ureña que se quedó empalado en las tablas con un golpe en la espalda del que quedó conmocionado para la lidia. En realidad fueron fallos humanos, comprensibles en este oficio de riesgo donde no hay que perderle la cara al toro jamás.

Curiosamente ayer floreció la cátedra. El aficionado, el entendido, el conocedor estaba en los tendidos. Y se hizo oír. Más que otros días, por cierto. No porque hubiera más en la plaza (cada día quedan menos aficionados) sino porque el público isidril y torerista tampoco es el que era. Bueno, en cierta manera se ha renovado y esta sangre nueva viene sin conocimientos para descifrar las claves de lo que en la plaza sucede. Y así a pelo es imposible digerir este espectáculo: ni para los viejos ni para los advenedizos. Ni sentarse en la plaza saben y no digo más que está todo dicho.


Plaza de toros de Madrid. 15 de mayo de 2017. Feria de San Isidro 2017. 
Corrida de toros de Montalvo para los diestros Curro Díaz, Paco Ureña y López Simón

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