viernes, 19 de febrero de 2010

Pobre Jesulín

Pobre Jesulín. Da penita. Pobre Jesulín. Venía a Madrid por sus fueros. En su enésima tramoya con aires renovados. Nada menos que a la plaza de Vista Alegre y formaba parte de uno de los carteles estrella que ha diseñado la empresa Taurodelta de José Antonio Martínez Uranga, gestor actual del coso de Las Ventas, y esta temporada administrador de la plaza de Carabanchel en su concesión de explotación taurina. Y la historia de este nuevo lance lo vienen publicitando desde hace dos meses, o más, que una ya se pierde entre tantas fechas de gran afectación y pompa. Pues, resulta que se ha lesionado la mano izquierda, cuando metía un toro en el mueco de su finca para “arreglar” y además trasladar al animal a otra propiedad cercana para torearlo (a modo de entrenamiento) a puerta cerrada. Y no va a ser posible su comparecencia en este festejo. Parece que muchos no echarán de menos su presencia, si tenemos en cuenta las poquísimas entradas que han colocado, posiblemente todas regaladas.
La escenificación de su enésima reaparición en los ruedos le ha salido del revés. La planificó a lo grande. Con su esposa e hijos, abrió las puertas de su tinglado privado a las cámaras de televisión y mostraron ingenuamente todo (y a todos) lo que les quedaba por enseñar, y que no era otra cosa que las miles de horteradas (como ha dicho alguien por ahí) que se concentran en la finca familiar de Ambiciones. Pobre chico, con su extraordinaria capacidad de emocionarse a lágrima viva recordando su grave accidente y su traumática recuperación; con su gracioso porte moviéndose entre multitud de trofeos que adornan el grandilocuente salón de su casa; con su escueto lenguaje explicaba a golpes de arrebatos sensibleros la estatua que le representa en el patio de su casa, a su queridísima señora haciendo una tortilla francesa en la cocina americana tamaño mini, a la tapicería de dibujos indefinidos, al porche corrido con barandilla de escayola, al garaje repleto, a su primera montera, a sus fotografías de aventuras cuando cazaba en las planicies africanas, a su paseo por la finca mostrando orgulloso a los animales cebones que atesora en su ganadería de bravo, contemplando su amor de padre y esposo, de cuánto nos queremos, en fin, mucha obnubilación afectadísima. Pero tanto se quiso exceder el pobre de Jesulín, que hasta nos enseñó que su ingenuidad es cosa seria, pues puestos a mostrar fue y descubrió que caza conejos con hurones en sus propios terrenos. Pues la torpeza le ha salido con gracia, y el Partido antitaurino y Contra el Maltrato Animal le ha denunciado alegando que la normativa andaluza no permite esta práctica, por lo que la sanción al mediático torero podría alcanzar los 144.000 euros de multa y una inhabilitación de hasta cinco años para la práctica de la caza. Pero, esto le pasa por bobalicón. Qué le vamos a hacer, cada uno es como es. El torero de Ubrique que monta todo esto para hacer caja, y resulta que se pega unos traspiés de mucho cuidado, como la lechera del cuento ¿se acuerdan?
Evidentemente, no ha sido tan torpe cuando ha rentabilizado esa popularidad tan ridícula -aunque sea buen chico que nadie lo duda- a golpe de talón, a pelotazos mediáticos, a extravagancias rentables, a escándalos muy prácticos y por extensión a todo tipo de adornos que han difuminado cualquier esencia personal. Esta es su vida, y así lo han querido los amadísimos familiares, amigos y apoderados –en todos los ámbitos, antes y ahora-, y él se ha limitado a consentir y escenificar.
Si el chico quiere volver a los ruedos (torear es bien diferente) pues que vuelva. Qué le vamos a hacer. Con su concepción profesional ha desarrollado pobremente la esencia del torero, en mi opinión. O nada. Quiero insistir en el hecho de que me da igual que este buen chico se vista de torero o no, pues su concepción tan burda del toreo evidentemente no me interesa, que no despierta en mí ningún atractivo ni físico, ni mediático, ni taurino, ni fenomenológico, ni caritativo. Pero quiero dejar bien claro que en el mundo de los toros Jesulín es lo que es y no da, ni dará más de sí. Y que los empresarios de Vista Alegre tienen poca vergüenza, pues a esta ópera prima llamada ciclo de invierno (recién inventado por ellos) la han diseñado para plazas de cuarta fila, de plataformas turísticas que no llenan ni un cuarto de entrada, de representaciones deformes en todos los aspectos y con todas las intenciones. Cuando estos empresarios alquilaron la Plaza de Vista Alegre (llamada ahora Palacio Vistalegre Arena y definida como espacio multiusos) aseguraban que estaban dispuestos e ilusionados por relanzar una temporada de invierno que estaba haciendo mucha falta en Madrid. Pues a estos carteles se les puede decir de todo, menos bonitos, atractivos o interesantes.

pazdomingo.toroaficion@gmail.com

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