martes, 31 de mayo de 2016

Resumen a toro pasado

De refilón

A la atención de Javier García Nieto

Por Paz Domingo

Saludos amigo. Mil gracias por tu curiosidad y mil perdones por tanta flojedad que me impide mantener mi compromiso en este blog taurómaco. Sin embargo, una no es de piedra y tus cariñosas peticiones me animan a enviarte unas reflexiones aunque sean de refilón, como tú bien dices.

Apenas muestro algo de interés por esta temporada de toros. Una vez más los ideólogos que deberían conformar una programación organizada desde la afición y la verdad a la fiesta se desentienden y ofrecen carteles de componendas tan manoseadas como siempre. Sin embargo, sí creo que hay algo que debería contarte.

Buena se ha liado entre los aficionados más asentados con las actuaciones de Roca Rey. Su paso por la feria ha dividido las agudezas. Para unos el joven diestro peruano es un exhibicionista que no torea, expone mucho pero sin ceñirse a los cánones del estilismo y el valor que le acredita es insuficiente para comprender los resortes del dominio. Para otros, es un torero de una capacidad exponencial en el sitio verdadero por encima de todo el escalafón. Y a mí, querido amigo, a pesar de la polvareda entusiasta entre ambos bandos, tengo que asegurarte que me ha gustado y mucho la aportación de Roca Rey en este desnortado mundo de torerillos. Doy como cierto las conclusiones de las dos partes enfrentadas pero a mi juicio hay algo más que el valor, la sinceridad y la escasez de suertes en el toreo de Roca Rey y es su extraordinaria personalidad para estar en un sitio inaccesible para la mayoría. Esa frialdad de ejecutar el toreo la ha transformado en seducción, su potencia juvenil en una valentía insobornable, el terreno que pisa en imán inquebrantable y, además, mata a los toros por arriba, que no es poca cosa. Me gustaría como aficionada interesada ver la evolución de este gran torero en el actual circo complejo y taurino, si es que le dejan capacidad de desarrollo, donde lo que más interesa es el lleno rentable, contante y sonante. El argumento de que no dé verónicas, de que no sea un estilista y de que arriesgue temerariamente no es ni de lejos evidencia para quitarle el mérito de un hombre con trasmisión arrebatadora y exponente verdadero.

La inquietud del hombre ante un toro no puede medirse únicamente por lances preciosistas. Hay que evaluarlo en el mérito, en la capacidad, en la mente y en el alma. Y sin intención de hacer comparaciones, por ejemplo, ayer mismo, se vio una brega grandiosa de Rafaelillo con un el cuarto toro en la corrida de Adolfo Martín, nada estilista por cierto, pero sí poderosa en el capote con lances por abajo, en el sometimiento porfiado, en el empuje de la reducción del animal en la muleta firme. Nunca Rafael será un preciosista, pero sí que sabemos de su extraordinario potencial aguerrido. Cuando le sale el toro para imponer su técnica particular, por supuesto, porque con el primer ejemplar de la tarde, más apto para hacer el toreo de muleta de ligazón en redondo y en vertical, se quedó descolocado de la ortodoxia.

Quisiera hablarte de Paco Ureña y de esta revolución admirable que ha mostrado este año. Le he visto en muchas ocasiones con encierros aptos para colosos –desde Azpeitia hasta Madrid- y hasta esta temporada no se había descubierto como el soberbio torero que es. Varias faenas descomunales con los elementos en contra de la lluvia y varios toros irascibles de temperamento le han encumbrado en el máximo respeto de los aficionados verdaderos. Lo más hermoso, eso que los aficionados guardamos en nuestra memoria de manera indeleble lo hizo Ureña en una tanda de naturales inalcanzables para casi todos. Y como siempre hay que ver qué se tiene delante y en qué consiste el sometimiento: en acompañar o someter, en ponerse bonito o en torear llevando el mando.

La Puerta Grande de Madrid no se abrió para Ureña, aunque esa tanta de naturales y su puesta de largo como torerazo hubieran sido factores suficientes para concedérsela. Lo más sonoro y reciente se produjo de manera inesperada hace unos días en una mágica conjunción entre toro y torero y un golpe de suerte. Salió por puerta de toriles un armonioso ejemplar de Alcurrucén, sin exageradas dimensiones como quieren inventar algunos, pero con velocidad e ímpetu. David Mora movió el capote en verónicas correctas, y de manera atropellada colocó con su apatía recurrente a Malagueño bajo el peto. En la segunda vara, fue el animal quien tomó la iniciativa arrancándose porque así se lo pedía el cuerpo bravo. Y aquí empezó el arrebato o, mejor dicho, la provocación pues un jovenzuelo peruano –de nombre Roca Rey- se plantó en los medios a quitar por gaoneras. Quedaron imperfectos los lances capoteros en ejecución pero, querido amigo, sí que tuvo un mérito colosal en profundidad valerosa y en revulsivo porque allí mismo se dispuso a la contestación David Mora, hasta ahora y desde hace tiempo, afligido por la tremebunda cornada de hace dos años, cuando el sitio ya se le había estrechado considerablemente. Ni uno ni otro se habían dado cuenta del potencial noble del animal y fue el subalterno Otero quien lo descubrió. Se lanzó a la aventura Mora,  desconociendo lo que tenía delante y con las dudas de siempre, y embarcó al animal en un regate inexplicable que acabó en un peligroso atropello. Después, como ya habrás visto, se produjo esa mágica conjunción, llena de arte excelso y que si no hubiera sido por las azarosas circunstancias que te he mencionado, se habría quedado inédito y evidenciado por un animal de categoría nobilísima, merecedor de vuelta al ruedo.    

Toros, lo que se dice toros, aún están por ver. Esperaremos a esta semana. Hasta ahora no ha salido nada por la puerta de chiqueros que se pueda catalogar de casta indiscutible y de encierro contundente, aunque también ha habido algunas cosillas interesantes. Paso a contarte de manera somera. Tristemente la expectación por admirar las bravas entrañas de los bellos saltillos de Flor de Jara se quedó en frustración. Lo mismo sucedió con Pedraza de Yeltes, una pena más en el alma. La novillada con los atanasios de El Puerto de San Lorenzo tuvo su interés pues fueron fieles a su peculiar personalidad: evolucionar de abantos a diligentes en muleta si se les puede meter y dominar en las lidias previas, y aún resultó muy superior al conjunto de animales que lidió como toros unos días antes. La novillada de El Montecillo también despertó curiosidad aunque quedara diluida. A los Lozano les han hecho falta doce toros en escena para que le saliera algo bueno –muy bueno en este caso- y la corrida de Adolfo Martín fue encierro muy interesante en comportamiento aunque no terminaron de ser claros en bravuras y castas. Por cierto, no quiero olvidarme de Baltasar Ibán, muy notable de comportamiento y de juego, y de un segundo ejemplar encastado merecedor también de una vuelta al ruedo.

Sabrás del gran fiasco de Juan Pedro Domecq, una vez más por supuesto, aunque carece de relevancia a los hechiceros de trucos con paloma y chistera. Lo mismo con Fuente Ymbro, con El Torero, con El Ventorrillo, con Cuvillo… Y en casi todas se ha repetido prácticamente lo mismo: encierros desiguales de presentación, con tres toritos cómodos de hechuras, flojísimos de remos y con el carácter suficiente para intentar el insulso, insignificante e irritante toreo (post) moderno; más los otros tres -para tapar bocas- de cajas abultadas, ímpetus broncos y mansedumbres profundas, propicios para toreros con mando y personalidades de acero. Y si hay que apuntalar esta bazofia cerraré los toriles con Las Ramblas, Puerto de San Lorenzo, Parladé, El Vellosino, El Pilar… y así sucesivamente.

Mil perdones por tanto atropello en el relato, querido Javier. Mil gracias por tu espera y dedicación. Atentamente.



1 comentario:

  1. Con gran placer leemos tus valoraciones en este jugoso y certero resumen. Por tanto,en nombre de todos los aficionados a la Fiesta de verdad y en el mío propio, gracias Paz. Quizá, desde mi perspectiva, no vi tanta excelsitud en el trasteo de David Mora ante un gran toro. No discuto la elegante armonía que mantuvo la faena -la dificultad añadida del viento-, pero creo que le faltó compromiso. Yo, como muchos otros peregrinos, viajé desde el Norte para ver la corrida de Pedraza de Yeltes -eso del paisanaje con el ganadero y una equivocada intuición que nacía en lo que se lee, y lee, y lee, y lee de estos toros-, con la ilusión de ver el TORO en la plaza, y mira... En fin. Convendrás conmigo que ese toro ya no existe; ha desaparecido. No hay una sola ganadería que presente animales con poder; animales que derriben; animales que se empleen en la lidia. Sale un toro aquí y otro allá. Que si uno de Iban, otro de Adolfo, aquél de Alcurrucén...; pero no hay una sola ganadería que sea capaz de ofrecer un conjunto bravo, una auténtica corrida de toros. Mira que hace años se censuraba mucho que los toros de María Luisa Domínguez Pérez de Vargas llegaban problemáticos a las faenas de muleta; pero que gusto, ahora desde la perspectiva, ver por el televisor los lunes de resaca sevillana en los que piqueros y equinos tenían que sudar para contener aquellos torrentes de bravura.
    Gracias de nuevo, Paz, y ten a bien de cuando en vez echarnos unas líneas en este plato del que tan agustito comemos.
    Saludos

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