viernes, 16 de marzo de 2012

Monumento a los monumentos




Una mirada en la ciudad
El pasado mes de febrero el Ayuntamiento de Pamplona colocó tres placas en el Monumento al Encierro, situado en la calle Roncesvalles, en las que se anuncia la prohibición de subirse a la escultura para evitar su deterioro y los posibles accidentes que puedan ocasionarse. El consistorio pretende así disuadir a los posibles agresores y procede a retirar el vallado del monumento -que se hizo en el mes de octubre- medida que no sirvió para nada salvo para producir incomodidades estéticas y no le libró del vandalismo, pues ha sido necesario restaurarlo de algunos desperfectos considerables. Vamos, que lo que no consiguió el vallado, se pretende que lo soluciones las plaquitas con la leyenda "Prohibido subirse al monumento. Debeku da monumentura igotzea".
Desde que fuera instalado en febrero de 2008, la soberbia pieza -que mide once metros de largo por cuatro de ancho- ha sido el objeto de deseo para los turistas y paisanos, que no contentos con hacerse la foto al lado del monumento, no se resisten a subirse a la base de la escultura -que se eleva aproximadamente un metro desde el suelo-. Pero mucho me temo que los desperfectos más serios que ha sufrido la escultura no vengan ocasionados por un afán recreativo, sino por los más descalabrados argumentos para liquidar todo lo que se encuentre fuera de sus propias apetencias. Es decir, un civismo muy bien entendido, según quien lo quiera entender, porque no mide igual por un lado que por el otro. Y esto, para una servidora que se ha educado en la igualdad y en el respeto a la libertad que pertenecen a todo ser humano colectiva e individualmente, es incomprensible.
Me viene a la memoria -y aprovechando su rabiosa actualidad- el artículo número 13 de la primera Constitución que tuvimos los españoles allá por 1812 y en que se dice: “el objeto del Gobierno es la felicidad de la nación, puesto que el fin de la sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen”.
Nota 1. Las fotografías que acompañan este reportaje fueron realizadas el pasado mes de julio.
Nota 2. El Monumento al Encierro es obra de Rafael Huerta y consta de seis toros, tres cabestros y diez mozos, realizados en bronce y pesa más de diez toneladas.
Nota 3. Es un desasosiego contemplar la estatua homenaje a Manolo Montoliu, ubicada a la entrada de la Plaza de Toros de Valencia, objeto una vez más de las iras de los vándalos. ¿Legalidad, igualdad, fraternidad? Puede ser, quizá a la manera jacobina.

1 comentario:

  1. En VIC FEZENSAC, cada año y cada dia durante la feria, frente a la plaza de toros, siempre hay borrachos que escalan la estatua del toro al medio de la muchedumbre, sin que nadie nunca no interviene.

    Consecuencia del algohol descomedidamente autorizado ....y ingurgitado.

    Problema de que no se preocupa la sociedad "liberal"

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